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Estaba siendo algo exagerado, tal vez demasiado, pero qué más daba; no era como si alguien fuera a responderle. Ya no creía, ya no esperaba, solo anhelaba con su corazón.

¿Cómo pudo pasarle a él? De entre todos los jóvenes en la tierra, ¿Por qué aquel precioso muchacho lo había elegido a él? Siquiera, ¿Lo habría elegido?

No quería saber la respuesta y no, no era una persona suicida que por perder al amor de su apestosa vida querría terminar con ella; JeonGguk era exitoso. Había empezado un pequeño emprendimiento en fotografía y le estaba yendo de maravilla, a la gente parecía gustarle su estilo. Estaba contento por eso.

Aunque aún así, le faltaba algo y él no era idiota, menos negaría su destino; le faltaba aquel revoltoso y lindo peliblanco, el muchachito de baja estatura que había conocido hacía ya tres años, y que no había vuelto a ver.

En un principio, rogó por ello, por verle, por tenerle enfrente, pero no se le fue concedido; ni siquiera en San Valentín del primer año. El siguiente fue tal vez peor, porque en aquel día, la esperanza comenzaba a agotarse, a ahogarse y extinguirse. Ya para el último año, JeonGguk solo se sentó frente a su ventana y esperó, pero como de costumbre nada pasó.

Ese día, 13 de febrero, JeonGguk yacía sentado en una de las mesas de un café en el centro de la cuidad con una sonrisa tranquila, mientras miraba a su mejor amigo, quien le contaba con entusiasmo su día, moviendo sus manos y tirando su cabello hacia atrás repetidas veces.

— Jimin, cálmate — se quejó luego de algunos segundos, en los que el castaño había hablado por montones, casi sin respirar.— entiendo, hoy fue un lindo día para ti.

— no, ggukie. No fue solo un lindo día — batió sus pestañas — fue el mejor de todos ~.

JeonGguk soltó una carcajada mientras negaba suavemente.

— como sea, señor aburrido, ¿Irás a la fiesta de San Valentín? Te la has perdido cuatro años seguidos, amigo — comentó con fastidio el castaño, mientras terminaba su café frío. — por favor ~ ¡Hobi estará ahí y enserio, enserio quiero divertirme con él! pero para eso, necesito a alguien que me cuide y me lleve a casa luego.

— me quieres ahí para ser tu niñera.

— oh, vamos. ¡Por favor, Gguk! No puedo conducir ebrio.

— no te emborraches, tonto — se puso de pie, mirando el reloj en su muñeca y sonriéndole al castaño, quien negó suavemente.

— solo diviértete un rato, ¿si? — suspiró y JeonGguk se encogió de hombros. — espero verte en la fiesta, idiota.

— Sisi, como digas — rió mientras caminaba fuera del café, suspirando suavemente y caminando con tranquilidad.

Una fiesta no sonaba tan mal, claro que no, pero si iba, no sería capaz de sentarse frente a su ventana, a esperar ver una nube algo más resplandeciente.

Entonces se dio cuenta. ¿Sería acaso hora de renunciar a ello? Debía enfrentarlo de una buena vez. Si amor destinado era un dios que tenía muchas otras cosas en las que pensar antes de un humano como él.

Un humano tonto e inútil como él.

Que idiotez más grande; cupido estando con un humano.

Empujó la puerta de su casa y pasó, cerrando luego. Se mantuvo ahí, parado en la entrada, mirando la pared y pensando, debatiendose si realmente pensaba rendirse.

Arrastró sus pies por el suelo de madera y entró a su habitación, sin molestarse en encender la luz. Dejó caer su cuerpo en seco en su cama y cerró sus ojos, recordando cómo había estado tan irritado aquella vez con el dios. ¿Por qué no lo había abrazado un poco más? ¿Por qué no lo besó un poco más? ¿Por qué no le pidió que se quedara cuando tuvo la oportunidad? ¿Por qué, por qué, por qué? ¿Por qué había sido tan idiota?

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Se miró en el espejo una vez más, sonriendo internamente.

Se sentía atractivo con aquel conjunto, que constaba de unos jeans ajustados obscuros y una camisa negra con los primeros dos botones sueltos; llevaba un choker del mismo color, completamente opaco. Se había hecho cargo de peinar su cabello, aunque luego lo despeinó sin estar muy seguro.

Tomó sus llaves, su teléfono y miró su casa. Frente a la ventana  yacía la silla en la que se suponía, debía sentarse, pero no volvió a ella; salió del departamento y cerró la puerta, decidiendo en ese instante que no esperaría más a alguien que jamás llegaría.

Pronto, estaba en la puerta de una hermosa y gigante casa de la que salía un bullicio unido con música aturdiente. Sin mencionar el olor a alcohol y a cigarro que de ella salía.

JeonGguk no se arrepentiría.

Una vez adentro, adoptó una sonrisa ladina que le regalaba a todo aquel que le mirase, que cabía aceptar, era una buena cantidad de gente.

Sus ojos captaron una castaña cabellera moviéndose de un lado al otro y si no fuera porque era algo más alta que de costumbre, diría que ese era Jimin.

Se acercó con cuidado y dejó caer su mano en el hombro del muchacho, quien volteó a mirarle e instantáneamente sus ojos brillaron.

— ¡Viniste, aburrido!

— ya, cállate, Jimin. — se quejó, negando suavemente.

— grr ~ — le gruñó divertido — te ves sexy — y guiñó su ojo, robándole una carcajada al más alto.

— y tú más alto — bromeó. Jimin golpeó su brazo.

— son los zapatos, idiota — se quejó.

Ambos rieron antes de comenzar lo que sería una noche inolvidable.

🍼

Pequeñas lágrimas bajaban por sus pómulos, danzando por sus mejillas y cayendo por el filo de su mentón; sus ojos ardían y su garganta quemaba, siquiera podía sollozar, pero no peleaba con ellas.

Tal vez había sido mala idea, tal vez podría haber hecho algo; pudo haber peleado con más fuerza. Pudo rogar más, pudo...

Pero a Taehyung le dolía ver como aquel hermoso azabache acariciaba el cuerpo de alguien más, de alguien sucio que no lo merecía. Le dolía verle sonreír de esa forma, tan roto, tan necesitado. Le dolía cuando sus labios chocaban y los sonidos inundaban su cabeza.

JeonGguk estaba tocando a alguien más, sonriendo para alguien más, gimiendo para alguien más.

De pronto, la tristeza se convirtió en ira; una que no podía ser contenida en su cuerpo, que vibraba por la adrenalina.

— ¡Marte! — gritó, obteniendo atención.

— no voy a matar a nadie, tú, tonto. Si tienes problemas, solucionalos

— ¡Pero, sabes que no puedo ir a verlo!

— ¿Por qué eres tan perfecto todo el tiempo? Escapa, idiota.

Taehyung parpadeó. Cuatro años para eso. Bien.

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Cupid ♡ kv [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora