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Por años en la tierra se ha hablado del dios del amor; se ha llamado a su nombre en vano; se le ha pedido, pero nunca se le ha dado; se le ha recriminado no hacer su trabajo, pero, oh, humano: Ellos no lo entienden.

Cada 14 de febrero un joven de cabellos dorados, largas pestañas y ojos almendra, baja a la tierra. Apunta con su flecha cuando la punta de esta brilla, pues significa que la persona a la que se está apuntando está cerca de su media naranja; y, entonces, dispara.

El ser humano se siente extrañamente mareado y choca con alguien: un extraño, para él; su alma gemela, para el joven en la nubecita. Porque sí, cupido viaja en una nubecita.

Es imposible para un humano ver siquiera la nube, pues es necesario que sea secreta su presencia ahí. Sería un desastre si alguien se enterase de que existe.

A cupido le entristece un poco no ser amado como debería. Los humanos descargan su odio en él con cosas como:

"¿Por qué mierda no me disparas con tu flecha, Cupido? ¡Maldito! Por tu culpa estoy solo"

Y entonces terminan con un:

"Te odio"

Y estaba bien, porque los humanos no podían saber... Ellos no debían saber. ¿Por qué le dolía entonces? Era tonto, sí. Él lo sabía.

🍼

Apuntó a un muchacho de cabello azabache, espalda ancha y cara aniñada; su flecha estaba brillando como nunca y eso le extrañó un poco. Aún así, disparó.

Un disparo limpio que llegó al pecho del muchacho.

El azabache se tambaleó y luego jadeó algo adolorido. ¿Qué había pasado? Levantó la cabeza y cayó de espaldas al suelo. Cubrió su boca con sus manos para no hacer un escándalo, aunque lo merecía. ¡¿Por qué demonios había un muchacho en una nube?! ¿Por qué no usaba nada? ¡¿Estaba desnudo acaso?!

— ¡No estoy desnudo, sucio! — chilló infantilmente.

¡¿Lo dijo en voz alta?!

— No ~

¿Estás leyendo mi mente?

— Bing-... ¡¿Puedes verme y escucharme?!

Que tarde cae...

— Oh, cierra la boca. ¿Cómo es posible que me veas? ¡Oh, no! Esto es malo, malo, malo.

El azabache no sabía qué hacer. Supuso que nadie más podía ver al muchacho en la nube, por lo que optó por no decir nada. A cambio, se levantó e hizo una seña con su cabeza para que fuera seguido; lo consiguió.

— ¿A dónde vamos? ¿Vas a raptarme? ¡No me secuestres, niño! Soy un dios, puedo-puedo matarte si quisiera. — comenzó a balbucear. Casi se atora con sus palabras.

— Cálmate, maldición — Cupido dio un respingo.

Santa madre de los Teletubbies. Ese niño tenía voz de Dios, joder.

— Va, va... ¡Dime tu nombre, por lo menos! — pidió asomándose por la punta de su nube.

— Jeon Jungkook

— Oh ~ ¡Soy cupido! Aunque puedes llamarme Taehyung.

— Eso no tiene nada que ver...

— Lo sé, pero me gusta ese nombre — hizo un puchero.

Iba a ser un largo San Valentín.

🍼

Jungkook pensó que realmente moriría. Taehyung no hacía más que correr de un lado al otro con un pañal. ¡Tenía un maldito pañal! No solo eso, Jesús, él traía un... Un... ¡Donde se guardan las flechas! Y un arco. ¡Tenía a cupido en su casa!

— ¿Qué es eso? — chilló ahora.

Llevaban, más o menos, dos horas en casa del azabache y el pelidorado no había hecho más que preguntar sobre los objetos que habían en el lugar. ¡Le parecían magníficos! Por ejemplo: la caja que calienta la comida. ¡Él necesitaba uno!

— Es una licuadora — Jungkook se estaba cansando — Bien, basta. Siéntate. — para su sorpresa, el muchacho obedeció. Se sentó en una silla frente a la encimera que separaba la sala de la cocina — Vas a explicarme por qué puedo verte.

— No lo sé — el muchachito comenzó a jugar con sus dedos de forma nerviosa. ¿Por qué Jungkook le podía ver?

— ¿No lo sabes? ¿No había pasado nunca? — cupido negó — Bien... ¿Qué hacías antes de que yo pudiera verte?

Esa la sabía.

— ¡Te disparé! — chilló emocionado — Mi flecha brilló y-y eso significa que tú alma gemela estaba cerca. Lo extraño fue que cuando lo hice, tú solo me miraste, es decir, me miraste a mí y no a través de mí.

— ... Me disparaste y yo te vi

Cupido palideció. ¿Sería posible? ¿Sería él, acaso, su alma gemela?

— ¡Oh, por dios! ¡Imposible! Jungkook, ¿Creer que soy tu alma gemela?

— No sé, pero no podemos descartarlo.

— ¡Estás jodidamente calmado! Estoy entrando en pánico.

— Cálmate, no hay nada de qué asustarse. No soy un monstruo, niño.

Cupido río.

— ¿Niño? Si, claro.

Jungkook tembló. Si ese muchacho era su alma gemela, que desgraciada vida le esperaba. Estar junto a cupido era simplemente imposible.

— ¿Crees que haya forma de revertirlo?

— No, y-yo... ¡Jamás me he equivocado! E-Esto me está estresando — el muchacho se levantó y se abrazó a sí mismo, como pensando. Caminó de lado a lado, mientras daba suaves golpes a su cabeza.

— Ya, Taehyung, cálmate — Era lo mejor que podía hacer.

— Bien, entonces yo soy tu alma gemela... Oh, Jungkook, lo siento — sus ojitos almendrados se llenaron de lágrimas, que se apuraron a caer por sus teñidas mejillas — N-No quiero que estés solo, pequeño... Yo no puedo quedarme, tengo trabajo. Soy el único que puedo unir a la gente, y-yo... — Jungkook no quería escucharlo. Se acercó y lo abrazó con fuerza. Él sabía... Lo sabía. Jungkook siempre supuso que sería así, no con cupido, pero sí así. — Oh, Kookie... Tu corazón es puro — comenzó a hablar de nuevo, mientras se achicaba entre los brazos ajenos — late sano y limpio, deseoso de alguien. Eres tan noble... — Jungkook sintió su pecho oprimirse — no mereces a ningún humano sucio y egoísta. Oh, tú mereces mucho más — Cupido había dejado de llorar y en su lugar escuchó los sollozos del azabache — ahora entiendo por qué me has visto...

"Estamos destinados"

Jungkook quería creerlo, pero no pudo, no cuando aquella misma noche el muchacho de cabellos dorado había desaparecido tras besarle. No cuando esperó días, semanas y él no apareció. No cuando rogó por su vuelta, lloró y clamó, pero nadie respondió. No cuando se sentía solo y no había nadie llenando el vacío. No, no lo creyó.

— No, Taehyung, no estamos destinados.

Lo siento, Kookie...

☁☁☁

¿Quieren una segunda parte?

Cupid ♡ kv [PAUSADA]Where stories live. Discover now