Casiopea March, mejor conocida como Cassie enfrenta un enamoramiento inesperado, que no quiere admitir pero le es doloroso para ella sentirlo.
『 Puedes tomar mi corazón porque te aseguro que correría tras de ti sin pensarlo. 』
No puedo sacar de mi c...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
. . . .
Jo y yo guardabamos las cosas de Beth en cajas.
Ninguna hablaba.
- Voy a salir un rato, ¿Crees que puedas terminar?
- Si, no te preocupes.
- Gracias Cassie.
Jo tomó un suéter y bajó las escaleras, ambas seguíamos muy afectadas por la partida de Beth.
- ¿Vas a contarme?.- Mamá me preguntó entrando a la habitación.
- ¿Qué cosa?.- Deje la pequeña muñeca de Beth en una caja.
- ¿Por qué te fuiste?
- No importa mamá.
- Si importa Cassie, al parecer sólo Meg y tú amigo Nate lo saben.
- A los pocos días de conocer a Lourie me empeze a enamorar de él, pero el día que me marche le escribí una carta diciéndole como me sentía y a los minutos de dejarla el vino a contarme que quería a Jo.
- Cassie.- Susurro.
- Me fui por cobarde mamá.- Alcé la voz.-Porque no quería afrontar la platica que tendríamos en la que yo no sería correspondida.
- ¿Lo soportarías?
He pensado en esa pregunta mucho tiempo.
- Si Laurie fuera feliz con Jo, no me importaría en lo mínimo verlos juntos en cada reunión familiar.- Alce los hombros con una pequeña sonrisa y lágrimas amenazantes.
- ¿Aún lo amas?
- Ese sentimiento nunca ha cambiado.
- Ven, creo que necesitas un abrazo de mamá.
Se levantó y extendió sus brazos a mi y así empeze a sollozar por todo, por mi pequeña Beth, por Laurie e incluso por la carrera que ya había perdido.
Mamá acariciaba mi cabello y en ocasiones mi espalda tratando de consolarme.
- Voy a bajar por si Amy llega, en la noche mando una carta y dijo que va a volver con Tia March ya que esta muy enferma. Así que Laurie las va a acompañar.- Me sonrió y bajó.
Me senté en la pequeña silla del tocador y me di el tiempo de ver mi aspecto, mis ojos estaban inchados y mis mejillas estaban muy rojas.
- ¿Estas bien Cassie?
Volví la mirada a Nate.
- Supongo.
- Un supongo no le basta a tu amigo para estar tranquilo.
