Casiopea March, mejor conocida como Cassie enfrenta un enamoramiento inesperado, que no quiere admitir pero le es doloroso para ella sentirlo.
『 Puedes tomar mi corazón porque te aseguro que correría tras de ti sin pensarlo. 』
No puedo sacar de mi c...
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<<Sola, sola Cassie, estas completamente sola y el lugar está repleto de gente>>
Así me llamo: Cassie.
No Cassie por Cassidy, Cassandra o tal vez Cassiel. Es Cassie por Casiopea, la constelación.
Nadie me llama Casiopea, bueno, solo Tia March me llama así y lo detesto.
Aveces me dan ganas de gritarle lo mas fuerte que pueda en la cara <<¡Me llamo Cassie!, ¡Solo Cassie!>>
- Te estoy llamando hace media hora Casiopea.- Grito Meg.
Aaah si, mis hermanas y madre me llaman Casiopea cuando las irritó. Aún que la mayoría de las veces lo hacen de una forma muy graciosa Caaas-i-oo-peee-aaa.
- Lo lamento, ¿Qué te sucede?.- Tenía una cara de horror.
- Me he torcido el tobillo, este estúpido tacón alto se torció y me produjo una torcedura horrible. Me duele tanto, que apenas puedo estar de pie y no sé cómo voy a volver a casa.
- Ya sabía yo que te lastimarías con esos dichosos zapatos.- Solté una risa a lo que ella gruñó.
- Busca a Jo, creo que esta fuera. Dile lo que ha pasado y que venga a ayudarme.
- Bien.- Me separe de la columna donde estaba recargada y salí el busca de Jo.
Jo y yo nos llevábamos bien, compartíamos un gusto parecido, el suyo era escribir y el mío actuar lo que ella me narraba.
Mierda. Meg me regañaría por tal palabra.*
Choque con un chico más alto que yo, su cabello estaba cubierto de rulos negros.
Que lindo chico.
- Lo siento tanto.- Me disculpe sin apartar la mirada de sus ojos.
- No es problema.
- Cassie, Cassie March.- Incline mi cabeza.
- Laurie Laurence, tienes un lindo nombre.
- Gracias.- Baje un poco la mirada sonrojada.
Creo que estoy en transe, debo buscar a Jo más no hablar con chicos lindos.
- Mmmm, bueno yo... Jo!.- Me aparte para correr hasta mi hermana.- Meg se ha lastimado el tobillo y necesito que me ayudes a llevarla a casa.
-- Le dijimos que no era buenos esos zapatos.
- Lose, pero no puede caminar bien.
- Lamento esto Laurie.- Se disculpo con el chico de antes.
- Las acompañó hasta donde esta su hermana.
Ambas caminamos a paso rápido hasta Meg con el chico Laurence tras nosotras.
- No podemos tomar un carruaje; costaría mucho; además, sería muy difícil encontrarlo, porque la mayor parte de los invitados han venido en sus propios vehículos.- Decía Meg irritada mientras caminábamos a la salida.
- ¿Puedo ayudarles?.- Dijo Laurie.- Puedo llevarlas en mi carruaje.
- Es demasiado temprano y usted no querrá irse todavía.- Le comento Jo.
- Siempre me voy temprano ..., ¡De veras! Permítame que las lleve a su casa; paso por allá, como usted sabe vivo cerca suyo.
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- ¿Qué te paso?.- Preguntó mamá al abrirnos la puerta.
- Se lastimó el tobillo.
- Con permiso.- Dijo Laurie educadamente al entrar.
- Bien, ayuden a su hermana.
- Necesitamos espacio, hay un soldado herido.- Comentamos Jo y yo como si nos hubiéramos leído la mente.
- Lamento el desorden, me gusta hornear a media noche señor Laurence.
- No hay problema, dígame Laurie.
- Deberías unirte a su grupo, les falta un hombre en el teatro.
Laurie miraba tiernamente a las hermanas aplicando hielo y masajeando el delicado pie de Meg. Salió de la casa caminando sin antes darle un vistazo a dos ventanas.
Jo escribía euforicamente y la chica que no había logrado conocer bien, Cassie leía y hacía gestos frente al espejo.
Sonrió y dio media vuelta para regresar a su hogar.
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