Zayn hizo un gesto de despedida, y se fue corriendo al ascensor. Justin cerró la puerta, y camino a la cocina, donde comenzó a tomar el desayuno rápido.
—¿Qué ocurre?
—El señor Robert nos necesita, no sé si es bueno o malo el asunto, pero debo ir.
—No te preocupes, cariño.
Justin corrió a darse una ducha, solo tardo unos minutos, y después se vistió. Veinte minutos después, beso a su prometida en forma de despedida.
—Cualquier cosa, no dudes en llamarme, mi amor.
—Tranquilo, lo haré —sonrió—. Ten cuidado al conducir —le acomodo la corbata—. Nos vemos, cariño.
Más feliz, Justin se retiró del complejo. Y varios minutos después, se encuentra manejando por la ciudad, mientras enciende su teléfono. Cuando la luz se puso en rojo, reviso las llamadas: siete de Zayn, y de Rose son diez.
—No tengo tiempo para esto —borro las llamadas perdidas de su esposa.
Cuando llego a la compañía, estaciono frente a esta, y se bajó con su portafolio. Tuvo que correr por la calle, y hacia el ascensor, donde espero a que lo dejara en su piso, y cuando lo hizo, camino de forma apresurada.
Va veintiocho minutos tarde. Cuando llego a su oficina, vio a la secretaria.
—Ashley, ¿están en la sala de reuniones o en la oficina de Zayn?
—En la sala de reuniones, señor Bieber —respondió coquetamente.
—Bien —ni le hizo caso, pero se detuvo de golpe—. Por cierto, Ashley, gracias por tus servicios de secretaría. La señora Verónica llegara en cualquier momento para volver a sus labores.
Ashley se quedó sorprendida.
—¿Qué-é? ¡¿Me-e está despidiendo?!
—Le dije que su estadía seria temporal —respondió él.
En ese momento, el ascensor sonó, y la señora Verónica salió con una sonrisa tranquila.
—¡Te arrepentirás! —grito Ashley molesta. Tomo su bolso, y se marchó hecha una furia—. ¡Quítate de mí vista! —le grito a Verónica.
Verónica salió del ascensor, mientras hace una mueca. Cuando Ashley desaparece con el ascensor, se dirigió a su jefe, algo preocupada.
—¿No iba a contratarla como segunda secretaria para Zayn?
—Quería ver su reacción, y veo que no sirve para ello —se encogió de hombros—. Y la verdad, ella hace un pésimo trabajo.
—Entiendo, pero, ¿entonces...?
—No te preocupes, Verónica —le sonrió con amabilidad—. Zayn tiene una secretaria de repuesto. Mañana no tendrás la carga doble.
—Oh, menos mal.
A Justin le agrado Verónica desde que le hizo la entrevista para el puesto. Además, es buena secretaria, y una que es responsable, casada y con un hijo.
Años atrás, sus anteriores secretarías le habían coqueteado, y él no va a negar que tuvo una que otra escapada al hotel con ellas. Pero cuando conoció a Alissa, su mundo cambió, y busco una secretaría que tenga inteligencia en el trabajo en vez de buenos dotes en la cama.
—Ah, y bienvenida, Verónica.
—Gracias, jefe —asintió contenta.
Camino a la sala de reuniones, donde ingreso. Abrió la puerta, y encontró con su jefe Mark, junto a Zayn, y el señor Robert.
—Perdonen mucho la tardanza —dijo, mientras cierra la puerta—. Mi prometida no se encuentra muy bien.
—¿Ella y el bebé están bien? —Zayn se atrevió a preguntar.
—¡¿Será padre?! —el señor Robert se metió en la conversación—. No lo sabía, pero muchas felicidades, señor Bieber. La paternidad es muy hermosa, aunque también algo difícil, pero es una experiencia única. En mi caso, la experiencia se duplico con tres.
—Gracias, señor Robert.
El jefe de Zayn y Justin, dejo escapar una risa de tranquilidad.
—No se preocupe, Bieber —asintió el señor Mark—. Entendemos su situación.
Resulto su tardanza, comenzó la reunión y trabajo.
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