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01: « Mi amor »
Un pequeño gruñido se escapo de los labios de Justin cuando sintió como el sol ilumino su rostro al entrar por la ventana. Se quejó mentalmente por no haber cerrado las cortinas después de que llego del aeropuerto, pero en ese momento, lo único en lo que pensaba era en dormir. Con pereza se levantó, cerró las cortinas de golpee y regreso a la cama apresurado.
Rodeo con sus brazos a Alissa, y termino colocando una de sus manos sobre el vientre de siete meses. Eso lo hizo sonreír de felicidad, su primer hijo nacería pronto.
—¿Estás despierto? —pregunto Alissa, coloco su mano sobre la suya—. Creo que si estas despierto. Buenos días, cariño.
—No, estoy dormido, muy dormido.
La escucho sonreírse, sintió como los labios de su novia chocaron contra los suyos, haciendo que automáticamente Justin reaccionara. Sus manos fueron hacia la cintura de la chica, y la beso con ternura, fue un beso rápido ya que deseaba no descontrolarse. Alissa se levantó de la cama, escuchando los quejidos de su novio, pero no le importo. Porque ahora mismo quería desayunar fresas con chocolate derretido.
—Jay —le hizo un puchero.
—¿Cuál es el antojo de hoy?
—Fresas con chocolate derretido —le aviso feliz—. Y ahora que lo pienso, también jugo de fresas.
—Deberíamos una granja de fresas.
Le bromeo un poco, haciendo que se riera. Se levantó de la cama nuevamente. Quería complacerla, y no hacerla enojar. Justin se colocó su ropa, no iba a ducharse porque sabía que se demoraría lo cual no era buena idea teniendo a una novia embarazada. Dio un beso corto en los labios de Alissa y bajo hacia el estacionamiento.
Silbo durante el trayecto, y una vez que encontró su coche, se subió. Eran exactamente las siete de la mañana, el supermercado se encontraba abierto. Cuando estuvo por arrancar, su celular empezó a sonar.
«Secretaría».
Trago saliva nervioso. Primero decidía ignorar la llamada, pero sabía que en un rato insistiría, y no quería contestar frente a Alissa. Tomo el celular, y presiono el botón:
—Hola, Rose.
—¡Justin, estaba preocupada! —le hablo su esposa, intentando controlar su voz—. ¡Cielos, cariño! Te dije que me llamaras cuando llegaras a Chicago.
—Perdona, se me olvido —mintió—. Y... justo me iba a trabajar.
Su esposa soltó un jadeo, a ella jamás le había gustado interrumpir a Justin cuando se iba a trabajar o cuando se encontraba yendo a la empresa.
—Oh, cariño, está bien, ¿estás conduciendo? Por cierto, buenos días.
—Estoy por salir.
—Bien, entonces te llamare luego, te amo y ve con cuidado.
—Sí, lo haré... adiós.
Cortó de inmediato la llamada, le ponía nervioso hablar con Rose por teléfono estando en Chicago, y más cuando se encontraba en su edificio o departamento. Había considerado comprarse un segundo celular, pero después sería un gran problema si Alissa o Rose lo descubría.
Masajeo su cabeza un poco, intentando alejar esos malos pensamientos que le gritaban con fuerza que algún día perdería todo. Agito su cabeza hacia los costados y encendió el coche. Tardo unos veinticinco minutos ir al supermercado, hacer la compra de fresas y regresar a su departamento donde Alissa lo recibió llevándose lo que había traído.
Se sentó a verla en la cocina, amaba observarla.
—¿Qué? ¿Sucede algo?
—Tengo una novia preciosa.
Las mejillas de Alissa se tiñeron de rojo. Para ella, Justin era el novio y mejor futuro padre del mundo. Con cada latido de su corazón lo amaba. Cuando lo conoció, le parecía muy serio, pero todo eso fue cambiando después de unas cuantas salidas donde conoció su verdadera personalidad y quedo más que encantada.
—Silencio. Haces que me sonroje.
—Preciosa, muy preciosa, mi amor.
—Justin —se río en forma de queja—. Es increíble como haces que todavía me ponga nerviosa.
—Me alegro de tener ese efecto sobre ti.
Se levantó y le robo un beso antes de irse a la ducha. Alissa solo sonrió contenta, lo amaba. Coloco el desayuno de Justin en la mesa y ella empezó a comer sus fresas con chocolate derretido. Camino hacia el dormitorio, y espero a que saliera para verlo cambiarse. Y cuando lo hizo, le dio una mirada coqueta.
—Hey, hola, stripper personal.
—Pero que graciosa saliste.
—Sabes que te amo mucho.
—Y yo también te amo mucho a ti.
El corazón de Alissa latió con fuerza al escucharlo pronunciar esas palabras, algún día se volvería loca por tanto amor que le daba Justin. Era feliz a su lado y estaba agradecida de tenerlo.
Justin termino de vestirse, fue a tomar su desayuno, mientras esperaba a que Alissa estuviera lista. Hoy saldrían a comprar la carriola y algunos objetos para la habitación del bebé. Una vez que ambos estuvieron listos, bajaron del departamento y se subieron en el coche.
Nuevamente, cuando estuvo por arrancar, el celular de Justin sonó. Eso hizo que sus nervios se activaran, pero intento que no se notara. Pero cuando leyó que la palabra «secretaría» tenía un nombre agregado, pudo respirar nuevamente con normalidad. Si era su verdadera secretaría. Tomo el teléfono y contento:
—Hola, Verónica —dijo feliz, agradeciendo que fuera ella—. Si, por favor... No, diles que todavía la reunión está pendiente... La reunión de mañana cámbiala para la tarde, ¿puedes hacerlo...? ¡Bien, gracias! Salúdame a tu esposo, adiós.
Una vez que colgó, escucho la voz de Alissa:
—¿Mañana despertare en tus brazos?
—Sí, cariño, lo harás.
Justin tomo la mano de Alissa y beso el dorso tiernamente. Era feliz de despertar con su ángel en la cama. Ojalá la otra semana también pudiera hacerlo, pero tenía que regresar a Nueva York donde lo esperaba su esposa.
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Mal, Justin, muy mal...
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¡Comenzamos! Muchas gracias por acompañarme otra vez, ¡son las mejores! Las quiero mucho, mucho. 🥀
