- Por todo... Katsuki, tú me salvaste...- Mire de soslayo su inexpresivo rostro, temiendo que haya exagerado con mis palabras, pero era lo que realmente sentía en este momento, y en todos en los que él estaba presente. Katsuki me cambio la vida para bien. Quizás no sea el mejor momento para decírselo, el suelo sigue moviéndose y mi mente se queda en blanco en ciertos periodos, pero aún así estoy consiente de mis palabras y mis sentimientos, y puedo jurar que lo que estoy diciendo, lo digo con el corazón en mi mano.

- Creo que aún sigues borracha, vamos, bebe todo eso y vámonos a casa, hace frío y no voy a cuidarte si te enfermas.- Asentí un poco triste, no sé si entendió mi mensaje, Katsuki nunca fue bueno hablando sobre cómo se siente, y a veces puede actuar un poco distante cuando algo lo avergüenza o le incomoda, pero es listo, y sabe cuándo hablo en serio.

Aunque dudo que me tomé en serio ahora en la situación en la que estoy, es la primera vez que bebo, por lo tanto, también es la primera vez que estoy ebria.

La ventisca helada y el traqueteo del tren anunció finalmente su llegada, adentrándonos ambos lo antes posible para resguardarnos de la fría noche que nos acompañaba en el trayecto a casa. El vagón estaba vacío, por lo que no hubo problemas para encontrar un sitio donde sentarse. Rápidamente me acurruque cerca de Katsuki, abrazando su brazo y colocando mi cabeza en su hombro, sorprendentemente no lo escuché quejarse como de costumbre, lo que facilitó el trabajo de dormirme rápidamente. Era extraordinario cómo aún con el clima helado, Katsuki seguía manteniendo su calor corporal, envolviéndome ferozmente su calidez provocando que mis párpados se cerraran solos y me sumiera en la oscuridad de mis pensamientos más profundos.

Desperté minutos después por el zarandeo de Katsuki, haciéndome saber que ya debíamos bajar. Entre la borrachera y el sueño que tenía, se me dificultaba el caminar, por lo que me aferré fuertemente a los brazos de Katsuki, el cual se sorprendió por el repentino contacto físico, pero aún así no le importó, simplemente acepto ayudarme en silencio.

Aún faltaban un par de calles para llegar, y ya podía sentir como el sueño estaba empezando a surtir efecto en mi cuerpo, sobre todo en mis ojos, los cuales no podía mantenerlos abiertos.

- Katsuki...

- Hmm.

- Tengo sueño...- aún teníamos los brazos entrelazados y aproveché la ocasión para poder descansar mi cabeza en su hombro y disfrutar un poco más de la calidez corporal de Katsuki.

- Aguanta, ya casi llegamos.

- Cargame...- Demandé caprichosa.

- No. Estás gorda y pesas, así que camina.- pero mi pedido fue denegado con rapidez.

- No estoy gorda...

- Y yo no voy a cargarte.- me queje en silencio y sin más remedio, seguí caminando.

- Katsu...- Llamé otra vez

- ¿Qué quieres? No voy a cargarte.

- Tengo hambree...

- ¿Y qué quieres que haga? No puedo sacar una puta hamburguesa del bolsillo, por lo que vas a tener que esperar hasta que lleguemos a casa.- El tono brusco de su voz me hizo saber que ya estaba enojado, aunque poco me importaba a estas alturas...

- Katsu...

- ¿¡Que!? - Respondió con fastidio en su voz, estaba cansado de escucharme hablar idioteces.

- Te quiero... de verdad te quiero muucho muuuucho.- Mientras caminábamos, yo me aferré a su cuerpo. Abrazándolo.

- Ya, quítate que pesas.- Pero para Katsuki era como si estuviera colgando de él.

𝘽𝙖𝙠𝙪𝙜𝙤𝙪 𝙚𝙨𝙘𝙚𝙣𝙖𝙧𝙞𝙤𝙨Место, где живут истории. Откройте их для себя