Mierda, en esa analogía yo sería el juguete. 

— ¿Están en algún tipo de comedia barata o algo así? — pregunto irritado. — Son ridículos, de verdad. Y antes de que empiecen a pelear de nuevo déjenme decirles dos cosas. — digo firme, ninguno protesta. Una agradable sensación inunda mi pecho al darme cuenta de que al fin tengo un poco de control en esto. — Primero que nada, Aaron no es un violador. 

— ¿Y las marcas en tu cuello? — pregunta el pelirrojo consternado. 

— Déjame terminar. — suspiro con cansancio. — Sí tuvimos relaciones sexuales algunas veces...

— Tres para ser exactos, además de varios roces. — contesta Aaron tranquilamente, lo miro furioso. 

— Tú cállate. — lo reprendo. — Como decía, sí, lo hicimos esas tres veces y todas consensuales. Yo quería, así que no debes preocuparte por eso. 

— ¿Me estás diciendo que quisiste tener sexo con un tipo que sólo te humilla y golpea? — pregunta asqueado, mirándome como si no me conociera. 

La seguridad que había reunido se derrumbó.

— No es así, yo... — me quedo sin palabras al no saber qué decirle. Esa pregunta fue demasiado fuerte de oír, no sé cuánta verdad pueda haber en lo que dijo y es lo que realmente me aterra. 

— ¿No es así, en serio? — pregunta sarcástico, con sus ojos cristalizados. — Entonces fue mi imaginación la vez que ese bastardo te dijo cosas horribles y humillantes delante de todo el instituto, o la cantidad de veces que llegabas a clases lleno de moretones. Todo eso fue producto de mi mente, ¿verdad? — dice dolido, algo en mí se quiebra al verlo así. — Estás mal, él te está manipulando. No quieres estar con alguien así, nadie querría, Dominik. Abre los ojos antes de que sea demasiado tarde, Aaron es un monstruo. 

— ¡Él no es un monstruo! — respondo impulsivamente, me arrepiento enseguida. No soporto ver la mirada decepcionada que Fred me da, jamás creí verla en él. Se siente horrible. — Escúchame, ya te había dicho que hay muchas cosas que no sabes, no saques conclusiones así sin conocer la verdad. 

— La estoy viendo con mis propios ojos. — escupe mientras toma su mochila del suelo con brusquedad, luego abre la puerta de la habitación y se va. 

No tengo el valor de ir tras él. 

— Ese imbécil se llevó mi ropa. — dice Aaron mirando la puerta con rencor.

Hago mi mayor esfuerzo por reprimir mis ganas de patearlo.

La siguiente hora decidí pasarla en el jardín de la mansión, la lluvia se había detenido por completo en ese momento

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La siguiente hora decidí pasarla en el jardín de la mansión, la lluvia se había detenido por completo en ese momento. Hace un rato entré nuevamente ya que comenzaba a hacer frío, al llegar a la habitación noté que Aaron se había ido. Me fui porque necesitaba alejarme del maldito rubio antes de que empezáramos otra pelea, por suerte no dijo nada cuando vio que me iba. En ese corto tiempo sólo me quedé parado en el césped, admirando la vista mientras pensaba y trataba de relajarme. No podía entender cómo tuvimos ese conflicto tan surrealista, tan absurdo. Lo peor fue pensar el motivo por el cual empezó todo: el beso de Fred. 

Odio Profundo |BL| ©Where stories live. Discover now