3. Una flor blanca y un anillo para dormir

1.7K 170 40
                                    

Me había dormido tarde, pensando en todas las cosas locas que habían pasado durante el día, comenzando con Chris, era apuesto, amable y atento, sólo nos habíamos conocido unos minutos, y ya no lo podía sacar de mi cabeza, ansiaba la cita en la pastelería donde dijo que nos encontraríamos. Es esa clase de chicos con los que cualquier chica desearía salir, el novio ideal. Y es posible que yo sea una de esas chicas.  

Por otro lado, y la parte más loca debo admitir, es la que se relaciona con el misterioso Malcolm, un chico apuesto y extraño al mismo tiempo, sin olvidar que un aura peligrosa pareciera rodearle, mi instinto y mi cerebro deberían decirme de inmediato que me alejara de chicos como esos, que obviamente sólo traen problemas en la vida de una chica, pero por una extraña razón no podía hacerle caso a mi cerebro, algo en mi interior, se removía cada vez que lo recordaba. Me sentía entusiasmada, excitada y tentada por él.

Y era extraño, ya que no era la clase de chicos que solían gustarme, no, era todo lo contrario. Era misterioso y su fragancia masculina olía a maldad.

Malcolm había dicho que él era un demonio, obviamente en un sentido figurado, entonces, si debería comparar a Chris con algo semejante, lo haría con un ángel, era todo lo contrario a Malcolm, no los conocía mucho en realidad como para hacer ciertas conjeturas, pero estos pensamientos no escapaban de mi mente. Mientras uno era sinónimo de "seguridad", el otro tenía por segundo nombre "peligro".

Pensando en todo esto me senté en la cama, e inmediatamente sentí mis pies sobre el aire, era como si el piso debajo de mi cama hubiera desaparecido.

Con un nudo en la garganta bajé la vista al suelo, temiendo lo que podría encontrar bajo mis pies.

El piso se veía lejano, y mi corazón se descarriló locamente cuando unas sombras sin formas definidas se movieron por debajo de mi cama, serpenteando silenciosamente entre las patas de madera.

Me tallé los ojos, intentando despertar de un mal sueño. Cuando volví a abrir los parpados las sombras habían desaparecido.

"¿Qué diablos había sido eso?" Me pegunté mientras mi corazón saltaba en mi pecho, el pavor permanecía en mi piel, erizando mi cuerpo como si estuviera muriendo de frío. ¿Acaso había visto sombras pasear por debajo de mi cama? "¿Eran demon...?", me detuve a mí misma antes de terminar la palabra en mi cabeza, seguramente pudo haber sido una araña o, en el peor de los casos, una rata.

Temerosamente, me arrodillé sobre el colchón, y haciendo equilibrio mientras me sostenía del respaldar de la cama, cerrando los dedos alrededor de los barrotes de metal, para no caerme, miré debajo de la cama, todavía sin bajar de la misma, estaba actuando como una paranoica, pero no quería que ninguna rata me saltara a la cara, o algo peor, si es que existía.

El suelo estaba vacío, sólo había un poco de polvo por aquí y por allá.

"¿Entonces si no había sido una rata, que habían sido aquellas sombras?"

"Una alucinación... ¿Qué otra cosa podría ser?", me dije mientras colocaba los pies descalzos sobre el suelo, sintiendo como el frío lúgubre se infiltraba por mi piel.

Visitaré un doctor, sí, definitivamente lo visitaré, no es normal tener estas alucinaciones. La peor parte es que son alucinaciones escalofriantes. ¿Por qué no puedo alucinar con unicornios de colores o con un modelo sin camisa recostado sobre mi cama?

Estas pesadillas y alucinaciones estaban matándome. Si seguía en estas condiciones moriría a falta de sueño, tal vez debería tomar pastillas para dormir.

El día pasó sin más preámbulos, fui de mi departamento directo al trabajo, y del trabajo directo a mi departamento. Me sentí decepcionada cuando al salir de mi casa no encontré a Malcolm espiándome en la vereda de enfrente, sí, suena escalofriante y perturbador, pero no puedo negar esa sensación desilusionada haciendo presión en mi pecho por no verlo. Tampoco estuvo Chris en el restorán, no debería por qué estarlo, pero muy dentro de mí deseaba que estuviera, sentado en la misma silla de ayer, sonriéndome con su dentadura perfecta, y mirándome con sus delicados ojos de hielo.

DaemoniumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora