Capítulo 1: Aunque me duela

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19 de octubre de 1889

Un disparo despertó a John. Se levantó rápidamente del suelo lleno de raíces para ver qué estaba pasando. Era Matthew, que bajaba el rifle lentamente al ver que el ciervo había caído en su trampa.

-¿Estás bien?-le preguntó Arthur por detrás.

-Sí, solo es que he pasado mala noche. No he podido dormir pensando que en cualquier momento nos pillarán.

-Llevamos cinco días andando desde San Francisco, tranquilo John. Come algo-dijo Arthur mientras dejaba los troncos al lado del pequeño fuego.

John Morrison se fijó en Arthur Monroe mientras calentaba la carne del ciervo en el fuego. Había sido como un hermano para él, siempre estuvo ahí para lo que fuese, pero en San Francisco no le fue de suficiente ayuda, y dejó mucho atrás.

-Tenemos que avanzar-comunicó Matthew Berrycloth, líder de la banda de Berrycloth-en dos días llegaremos a Tahoe, allí montaremos el campamento y esperaremos a los demás.

-¿Y si no aparecen?-le cuestionó John.

-Si no aparecen les buscaremos nosotros. Pero tienen que aparecer. Fue lo que planeamos-le respondió el jefe.

-Si siguen vivos...-susurró John.

-Mira John, no te voy a negar que en San Francisco hayamos dejado mucho, especialmente tú, pero tienes que confiar en la banda. En la familia. Llevamos años juntos joder, hemos pasado momentos malos, y siempre nos hemos reunido. Taylor estará bien, Jay estará bien, Ellie estará bien, Javier estará bien...ya lo verás-dijo Matthew con intención de calmarlo.

John se levantó del suelo con rabia.

-Ya sabes qué ha pasado en San Francisco Matthew. Lo sabes mejor que yo. Todo iba perfecto, hasta que a ese gilipollas se le cruzó el cable, y eso llevo a una lluvia de disparos. Si no sabes si mi esposa está bien, si Jay está bien, si Jeff está bien...no digas nada. Teníamos un plan Matthew. Lo teníamos planeado. Y no pudo faltar tu comentario sobre Ed. El maravilloso ladrón Ed Grey. Por ese hijo de puta mi esposa está muerta, Jay está muerto, Ellie está muerta...¡todos están muertos joder!-terminó gritando.

Matthew Berrycloth se quedó sin habla, mirando fijamente a John, buscando respuesta. 

-Vamos chicos, tenemos camino que andar-rompió el silencio Arthur.

Apagaron el fuego, recogieron todos los suministros, que eran pocos, y retomaron el camino hacia Tahoe, un lago al oeste de San Francisco, donde supuestamente la banda de Berrycloth se reuniría. El tiempo poco a poco fue empeorando, y eso llevó a la bajada de temperatura, con lo cual empezó a llover con una espesa niebla que no dejaba ver a más de veinte pasos. 

Lo que había empezado con una lluvia neblina terminó en tormenta.

-¡Veo unas luces!-gritó Arthur entre el viento y la lluvia-¡Puede ser un refugio! ¡O una casa abandonada! ¡Vayamos y veamos que podemos conseguir!

Los tres cowboys avanzaron contra el fuerte viento hasta que llegaron a una casa con luz interior. Al lado había un pequeño establo, donde se cubrieron para ver mejor el edificio.

-Hay tres caballos, y son buenos. Podríamos planear una entrada accidental, o ir directamente al grano, y llevárnoslos-explicó Arthur.

-Bien, yo me acercaré a la puerta pidiendo auxilio y vosotros entraréis por la puerta de atrás. Los entretendré unos minutos, y cuando escuchéis un silbido, salid rápidamente y nos largamos con los caballos-planeó Matthew, el líder.

-Tiene pinta de que aquí vive una familia simple, mirad, también hay un pony, habrá niños pequeños, así que por favor, nada de violencia-comentó John.

Blood & OakWo Geschichten leben. Entdecke jetzt