e p í l o g o

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un año después.

Alec guardó su arco dentro de una caja de madera y lo escondió bajo su cama. Las cortinas blancas de su habitación flameaban alegremente haciendo juego con su humor mientras el sol se escondía en Idris.

Debía tomar un baño ahora mismo o llegaría tarde al ascenso y Reese no se lo perdonaría, había pasado un año desde que el castaño había enviado un email diciendo que aceptaba pero con un par de condiciones, dos exactamente: Caroline vendría con él y deberían borrarle la memoria a su madre para que no sufriera la pérdida de los hermanos, Alec había respondido que la segunda opción ya venía en el paquete y que él no iba a negarse si Caroline realmente quería ser parte y no sólo se estaba sacrificando por Reese. Para sorpresa del mayor, la pelinegra fue la que contestó a eso diciendo que le encantaría formar parte de los cazadores de sombras ya que no le encontraba sentido a su vida mundana y salvar vidas sonaba muy bien a comparación, a pesar de que tendían a morir jóvenes, ella estaba dispuesta a correr el riesgo.

Alexander se quitó sus prendas empapadas en sudor por estar entrando y se metió a la ducha, el agua fría relajó sus músculos e intentó relajarse, dejar atrás la ansiedad que le producía este acontecimiento. Había tenido suficiente tiempo para auto-convencerse de que esto era lo que Reese quería, aún así volvió a repetirse la frase “él lo eligió y si es lo que quiere, está bien” durante toda la ducha.

Una vez aseado y vestido formalmente, bajó las escaleras para encontrarse con su hermana y Simon, ambos ya arreglados para ir al salón del concejo.

— ¿Dónde está Jace? — Alec preguntó dejando de sostenerse del pasamanos.

— Querían que él y Clary les dieran una charla a los que van a ascender hoy — Isabelle contestó mientras se levantaba de su lugar y comenzaba a alisar su vestido color vino —, deberíamos ir yendo, llegaremos tarde, ¿por qué tardaste tanto?.

Alec se encogió de hombros, restándole importancia.

— Estaba entrenando, lo siento.

— Déjalo, Izzy — Simon se burló —, Reese también entrenó temprano para poder verse bien.

— No entiendo porqué te eligió de mejor amigo, la verdad — Alec se defendió con el ceño fruncido y miró a su cuñado con desaprobación —. ¿Podemos irnos?, Por favor.

La pareja asintió en silencio y salieron de la casa de los Lightwood, para su suerte dicho salón no se encontraba muy lejos de allí. En menos de lo que el mayor esperaba habían llegado, Isabelle se quejó diciendo que Alec había caminado demasiado rápido para su gusto pero el chico de ojos claros no la escuchó y se adentro al lugar.

La ceremonia comenzó enseguida, los estudiantes fueron llamados al estrado y ordenados alfabéticamente, dejando a Reese ser el tercero en la fila justo al lado de su hermana. La habitación estaba casi llena, esta era la segunda generación de mundanos que iban a ascender. Simon había participado de la primera y entendía como Reese se debía sentir en ese momento, la situación le recordó a George pero trató de alejar esos pensamientos, tendría tiempo para recordarlo más tarde. Tanto Alec como Isabelle y Simon tenían la mirada fija en Reese, y cada tanto en Caroline, ambos adolescentes en su lugar se dieron cuenta de lo que verdaderamente era ser un cazador de sombras, era más que pelear contra demonios y mantener la paz entre los submundos. Era pertenecer a un nuevo mundo que desconocían y eso hacía que la ansiedad comenzara a entrar en su piel.

Entonces, la ascensión comenzó. Cada uno fue llamado a dar un par de pasos al frente y adentrarse a los círculos dobles trazado en el suelo, cuando todos se habían acercado comenzaron a arrodillarse en el centro, rodeados de runas. Dos hermanos silenciosos se encontraban allí en caso de que algo saliera mal, por suerte para Reese él ya había soportado la primera impresión de los hermanos pero Caroline no, a ella aún le producían escalofríos.

Reese vió como uno de sus compañeros levantaba la copa mortal, se la llevaba a los labios mientras una llamarada color azul los rodeaba y luego se apagaba.

Llegó el turno de Caroline y Reese contuvo la respiración, ninguno había caído en que estaban arriesgando su vida en esto, Caroline podría beber de la copa y morir. La pelinegra sostuvo la copa y se la llevó a los labios con los ojos cerrados, probablemente rogando por sobrevivir. Cuando su hermana volvió a abrir los ojos y el fuego azul los envolvió, Reese suspiró aliviado y vió cómo su hermana le entregaba la copa a él.

Las manos comenzaron a temblarle pero se recordó a si mismo que todo estaría bien, debía terminar con lo que empezó de una vez.

Agarró la copa, dió una larga respiración y se la llevó a la boca, le dió un sorbo a lo que parecía ser sangre y tragó, las llamas azules los envolvieron e hicieron que el pulso de Reese vuelva a ser normal. Estiró la copa y se la tendió a una chica rubia que se encontraba a su lado, el resto de los mundanos bebieron y para sorpresa de todos, ninguno había muerto.

Los nuevos cazadores de sombras se acercaron a la cónsul para elegir su apellido de cazador de sombras y los presentes comenzaron a dispersarse. Alec quien no se había movido de su lugar en toda la ceremonia, se acercó al estrado donde estaban los nuevos, esperando hablar con Reese.

Tanto Reese como Caroline eligieron el mismo apellido y se alejaron del estrado, la mayor argumentó que iba a festejar con el resto de sus compañeros y Reese asintió, él observó a Alec a lo lejos y se acercó a él con entusiasmo.

Reese iba a hablar pero Alec lo sorprendió tomándolo por las mejillas y apoyando sus labios con los suyos, el menor tardó en reaccionar pero le devolvió el beso como pudo. En su vida mundana hubiera hecho cualquier cosa por besar a Alec porque era un chico condenadamente atractivo pero ahora ese beso significaba más porque había sentimientos detrás. Cuando se separaron por la falta de aire, Alec apoyó su frente contra la de Reese y sonrió.

— Por el ángel, estaba muy nervioso. Temí que no lo lograras.

Reese le devolvió la sonrisa y apoyó sus manos sobre las de alec, que seguían en su rostro.

— Obviamente iba a sobrevivir, ¿por quién me tomas? Soy Reese Lovelace.

— ¿¡Lovelace!? — el mayor chilló —, no me digas que te hiciste familia de Simon.

— No podía elegir Lightwood y no conozco a nadie más agradable que Simon.

— Está bien, Lovelace está bien — Alec rió y abrazó a Reese, apoyando su mentón sobre la cabeza del último mencionado.

— Oye, ahora que ya estamos en el mismo estatus social — Reese preguntó divertido —, ¿crees que podrías darme tu número para alguna emergencia siquiera?

— Cállate — Alec rió — te daré todo.

voy a llorar por terminar esto pero acá está. tuve que leerme otra vez el último libro de academia para cazadores de sombras para no hacer un desastre, espero que lo hayan disfrutado tanto como yo y si tienen alguna duda con respecto a algo no duden en preguntar.
nos vemos en la historia de simon, bebéS.

CAN I GET YOUR NUMBER, alec lightwood¹.Where stories live. Discover now