Se retiró hacia el muro.
El líder lo siguió con la mirada, podía entenderlo, él también lo era y eso retrasó años en su generación siguiente. Levi tenía casi cuarenta, lucía joven como de treinta, pero aun así no había conseguido descendencia.

Triste en su soledad, decidió resignarse a seguir intentándolo. Harto de intentos en vano.

Levi siguió al muchacho, sentándose a su lado en lo alto del muro. Observaron el horizonte en silencio.

—Sé lo que sientes, muchacho —suspiró—. Es frustrante saber que no habrá quien cargue nuestros cajones al morir.

—Me duele saber que no tendré hijos, que no tendré una familia como la que fuimos con mamá —lanzó un tornillo a la nada hecha destrozos—. Que hasta aquí llegó mi línea, hasta aquí llegó Garrett Hagen Dunn. Fin de la historia.

—Sé que podemos crear niños de probeta, como ustedes, pero me hubiera gustado tener un hijo de verdad, un niño que me llamara «papá», y no lo conseguí. Me concentré en la guerra —una tenue lágrima bajo por sus ojos azules verdosos—. En buscar pequeños sin hogar... en protegerlos a falta de propios. Es lo único que me mantuvo con vida desde entonces.

—Eres un buen padre para todos ellos. Los mantuviste con vida, muchos de ellos eran niños que acababan de dejar el cascarón. Mi hermano podría haber muerto estando solo y tú lo acogiste bajo tu ala. Le diste lo que yo jamás pude tener estando encerrado y siempre estaré en deuda contigo por eso. Para Gray, sólo hay un padre y ese eres tú.

Los ojos del hombre terminaron de aguarse con las palabras de Gary. El joven sonrió de lado, volviendo a ver el horizonte.

—Gracias por preocuparte por mí —agregó rápidamente sin verlo—. Por cuidarnos tan bien.

—Es mi trabajo, Gary.

Mantuvo sus ojos puestos en Dunn. Suspiró.

—¿Puedo contarte algo muy íntimo? —irrumpió. El joven asintió—. Yo amaba a tu madre —Gary se concentró en él—. La habría amado y cuidado mejor de lo que pude. A veces olvido su rostro. Olvido muchas cosas ¿sabes? No sé si es la edad o esta guerra que me vuelve loco. Olvido la voz de tu madre, su mirada y hasta lo que decía cuando los tiempos se ponían difíciles... y quería que supieras hasta el último detalle con tu mamá. Me... me dolió mucho haberla perdido —quebró—. Ayer cuando se metieron en la nave... tuve mucho miedo. Sentí que estaba perdiéndola por segunda vez.

—¿En serio amabas a mamá? —susurró sorprendido.

—Habría muerto por ella.

—¿Alguna vez se lo dijiste?

—Joanne era una niña cuando la conocí. Tenía nueve la última vez que la vi... lloraba de dolor por las contracciones del parto y yo sostenía su mano mientras... los traía al mundo. —Cerró los ojos unos segundos—. Le dije que la amaba luego de nacer ustedes... por Dios, la amaba. Volví a verla mucho después, ya tenía quince y... Bueno... desde luego que ya no era una niña, me encontré con una jovencita. No quise condenarla a pasar sus días con un viejo como yo.

—¿Viejo? —carcajeó—. ¿Cuántos años tenías?

—Veintidós. Siempre creí que... ella merecía a alguien mejor. Alguien que pudiera darle la familia que deseaba; no podia ofrecerle eso. Se lo dije y... todo acabó ahí. Lo pagué muy caro como verás. Siento culpa, arrepentimiento de haberla dejado sola, desprotegida.

—¿Por qué te sentiste así? ¿Por lo que no puedes darle hijos a nadie? —Landstrom asintió—. Levi, la amabas.

—Dejar libre a quien amas también es...

NHEREOS: Nacer para Sobrevivir © [NHEREOS #1] [✔]Where stories live. Discover now