Y pensamos que quizá no deseas reparar este planeta —habló el de cabello rubio—. Lo que quieres es el nuevo control del mismo. Un asunto que creí, había quedado claro desde el momento en que nos convocaste...

Hiringger los miraba a cada uno por separado. Sorbía con la nariz las lagrimillas que bajaban, producto de su impotencia guardó las imágenes.

—Quedó claro, general Coleman.

Entonces, olvidará esto.

—No —rió moviendo un dedo en negativo—. No seguiremos con nada de nada...

¿Qué? —exclamaron sin entender.

—No seguiremos... porque de ahora en más, estoy solo en esto.

Yörg aguardaba la salida de Hiringger de la sala de videoconferencia

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Yörg aguardaba la salida de Hiringger de la sala de videoconferencia. Se encontraba recargando la espalda en la pared; revisando asuntos en su placa de cristal, para matar el tiempo.
Alzó la vista para espiar cuando vio a Amobia caminando por los pasillos, los Nhereos que andaban por el lugar se le quedaban atónitos por su presencia semihumana.

—Hola, Amobia —saludó uno.

Buenas tardes, Phi 099 —saludó ella muy sonriente.

—¡Amobia! —saludó otro—. Luces mejor así que en una pantalla.

Se lo agradezco, Omega 004.

La proyección pasó frente a Yörg y se detuvo, cruzando las manos.

Señor Yörg —saludó con la mano.

—Amobia —suspiró asombrado—. Veo que tu nueva forma es fija. Me gusta tu estilo.

Hiringger dio la orden de volver a la pantalla y eso haré, después de que vea las instalaciones.

—Es... lógico —rió nervioso—. Aunque ya conoces todo el lugar desde hace mucho.

No todo el lugar —corrigió—. Hay zonas a las que únicamente accedo a pie, metida en una pantalla no puedo experimentar el movimiento ni conocer en detalle esta construcción.

El sirviente y la proyección caminaron juntos hasta el final del pasillo. El hombre no podía dejar de admirar a la mujer de ficción que iba a su lado. Sin dudas era preciosa, mucho más teniendo un cuerpo y asemejada a la realidad.
Se preguntaba cómo habían logrado tal cosa los programadores del lugar.
Amobia lo vio con curiosidad.

—¿Pasa algo? —preguntó él.

¿Qué hacía antes de trabajar para Hiringger?

—Oh... Estaba con un grupo de la resistencia francesa y él vio algo diferente en mí —contó—. Era un jovencito de veinte entonces... perdí todo en la Guerra de la Cacería. No tenía a nadie más que a mí mismo... John me «acogió» en este lugar y... aquí estoy, pagando mi condena.

NHEREOS: Nacer para Sobrevivir © [NHEREOS #1] [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora