Entre la vida y la muerte

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—¡Vamos, Sasuke, si me correspondes dejaré de torturarte!

—¡Jamás!-gritó fastidiado.

—Tu maldita testarudez te costará la vida-le atravesó el abdomen nuevamente con un cuchillo de carnicero.

—¡Aaaagg!-tan solo podía gritar ante la herida que se abría más y más. La sangre había empapado por completo su camisa.

—Querido, Sasuke, la próxima serán katanas-le tomó del mentón mirándole fijamente-Es una pena, que un cuerpo hermoso y perfecto como el tuyo tenga que pasar por esto. Si solo me dijeras lo que quiero...

—¡No me acostaría contigo ni aunque fueras el ultimo vampiro del mundo! ¡Asquerosa serpiente!-la sangra se deslizaba de sus labios debido a las contantes hemorragias que sufría pese a ser un ser inmortal.

—¡Kabuto, las katanas!-gritó furioso extendiendo el brazo.

—Sí, señor-había diez en el suelo, diez que incrustaría en el cuerpo del oji-noche de manera que sus heridas no podrían cicatrizar-La primera.

—Prepárate, Sasuke, si tan solo me hubieras aceptado a mí y no al asesino de nuestra raza-apuñaló el centró de su pecho hasta traspasar la silla de cuero. Los ojos de Sasuke se pusieron blancos debido al shock que experimentaba, escupió sangre sobre si mismo mientras gritaba y jadeaba.-La segunda.

¿Cómo había llegado allí? Lo poco que recordaba era que había despedido a su rubio con un beso cuando se iba de su casa esa mañana y recostado nuevamente en su cama para dormir un poco más. Sin embargo, en cuanto sus ojos se cerraron quedó a merced del maldito de Kabuto. Cuando despertó se hallaba atado con cadenas de espaldas en el asiento trasero de un auto con dos vándalos apuntándole con armas en caso que quisiera escapar. No eran armas ordinarias, estas poseían balas de plata que acabarían con él en minutos. Desgraciadamente el sueño pesado le había costado mucho esta vez.

—Aah... aah-respiraba con dificultad con dos katanas incrustadas en su pecho. Su boca no dejaba de gotear sangre, debido a la pérdida significativa estaba perdiendo su visión. Podría colapsar en cuestión de horas o menos.

—Reconozco tu expresión, Sasuke, y no es por tu sueño-sonrió malévolamente-Soy un científico y como tal creo pociones que puedan ser de utilidad para el señor Orochimaru. En este caso, te inyecte una fórmula que induce el sueño por un tiempo determinado.

—Maldito...

—Cuando bajaste la guardia al dormitar, fue fácil tomar tu brazo y traspasarla.

—Lo mejor está por venir, querido Sasuke, la tercera-extendió su brazo. Kabuto le entregó la siguiente katana y Orochimaru la atravesó en la pierna derecha de Sasuke hincándola a la silla.

—¡Aaaaaaaaahh!-la respiración del azabache comenzó a escasear. En todo lo que podía pensar era en Naruto, su amado ser que iluminó su vida como nadie. Mientras él estuviera bien, nada más le importaba.

—De verdad-suspiró decepcionado-No puedo creer que prefieras sufrir esto a estar conmigo-acarició uno de sus pezones-Tan lindo-se relamió los labios-Kabuto, siguiente.

—¡Aaaaaaaaahh!-gritó en cuanto atravesó su otra pierna.

—Hay algo peor que te espera, mi amado Sasuke.

...

...

Cuatro de la tarde. En la empresa el blondo llevaba a cabo tareas cotidianas en una oficina apartada, pero últimamente en esos momentos no se estaba sintiendo muy bien. Dejó el teclado y se tomó el rostro sintiendo un dolor de cabeza agudo.

Pecados capitalesWhere stories live. Discover now