Salió del vehículo y se recostó en éste, sintiendo un ligero alivio al aire libre. Las nubes habían avanzado desde el norte y ya cubrían todo el cielo con una oscuridad amenazadora. Los truenos se escuchaban de nuevo sobre las colinas, cada vez más cerca y los relámpagos brillaban de vez en cuando como señal de aviso. Deseó que Jungkook se diera prisa. Verse atrapado por una tormenta como la que se aproximaba no era ninguna tontería.

Dos niños se acercaron al coche. Parecían adorables y tendrían diez y doce años respectivamente. Permanecieron allí, observándolo.

–¿Cigarrillos? –preguntó el mayor, animado por la involuntaria sonrisa de Tae.

–Lo siento, no tengo ninguno –Tae abrió las manos para mostrarlas vacías, deseando tener alguna otra cosa que ofrecer en compensación.
Jungkook salió de la casa, acompañado de dos mujeres jóvenes vestidas a la europea.

–¡Andando, vosotros dos! –dijo a los chicos y le lanzó una moneda al mayor.– ¿Qué buscaban? –preguntó, el coche ya en marcha. Él sonrió.– Tienen un verdadero vicio por el tabaco esos dos. Les va a perjudicar en su crecimiento si no se cuidan.

–Pareces conocerlos –murmuró Tae.

–Son de mi capataz, a quien acabo de visitar. Se rompió una pierna la otra noche y se preocupaba por su familia. ¿Qué te parecieron sus esposas?

–¿Las dos son esposas de tu capataz? –se extrañó.

–¿Por qué no? Él es musulmán y su religión les permite tener hasta cuatro –regresaban por el mismo camino por el que habían venido.– Te dejaré en la casa y me iré a la mina antes de que diluvie.

Sus cálculos fallaron. Se encontraban a mitad de camino cuando un trueno horrísono anunció la explosión de la tormenta. Taehyung nunca había visto llover así.
Era una pared de agua sólida, que convirtió el camino en un río en cuestión de segundos y hacía imposible avanzar. Jungkook detuvo el coche a un lado del camino.

–Tendremos que esperar aquí hasta que deje de llover –dijo.– Si nos salimos del camino, podemos atascarnos.

–¿Llamas a esto camino? –preguntó Tae, tratando de no parecer demasiado preocupado.– ¡Más bien parece un río por la forma en que corre el agua!

–Mientras corra no hay peligro. Si se estanca, entonces sí que tendremos problemas. –Tomó un cigarrillo y vio la expresión del contrario a la luz de un relámpago.– Parece peor de lo que es en realidad. Todo aquí es excesivo e impresionante. ¿Fumas?

El otro tomó un cigarrillo para tener algo en qué poner su atención. Jungkook encendió el contrario primero y luego otro para él y arrojó la cerilla por la ventanilla abierta. Por un momento se hizo el silencio entre ellos.

–¿Cómo puedes soportar seis meses así? –preguntó al fin el joven.

–El primer año es el peor. Después aprende uno a aceptar cualquier cosa que el clima le quiera enviar. Algunos hombres toman sus vacaciones durante las lluvias y se van al norte.

–Pero tú no.

–Cualquier lugar es bueno para las vacaciones. Yo he pasado la mayor parte de las mías en Freetown.

–Supongo que vas allí muy a menudo.

–Los fines de semana. Pórtate bien y puede que te lleve. No tuviste oportunidad de ver bien el pueblo durante tus dos visitas anteriores.

–No –Tae se esforzó por adoptar el mismo tono ligero de él.– Sentiría tener que regresar a casa y admitir que lo único que conocí de Sierra Leona fue una mina en las montañas.

Corazón de piedra • kvTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon