C U A R E N T A Y D O S

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Denny muy amablemente me ha ofrecido una de las habitaciones de su casa para pasar estos días pero sus padres se quedarán, además de su hermana que llegará mañana con el novio, Diego, Gris y Ana también

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Denny muy amablemente me ha ofrecido una de las habitaciones de su casa para pasar estos días pero sus padres se quedarán, además de su hermana que llegará mañana con el novio, Diego, Gris y Ana también... la verdad me sentiría como una intrusa si acepto quedarme aquí así que con una sonrisa agradecida, le niego a Denny con la cabeza.

—Te lo agradezco un montón, pero mejor no.

—¿Segura? Tu habitación sería para ti sola.

—Me daría un montón de vergüenza que tus padres o tu hermano me vieran en la mañana recién levantada. De Gris lo acepto, de ti y de Gabriel también, pero soy una recién conocida para el resto. Igual te agradezco la intención.

—Bien. Hay un único hotel bonito en el pueblo, te diré dónde queda.

—¿Solo hay un hotel acá?

—Uno bueno —matiza—. Hay como ocho pero solo sé de uno que tenga sábanas limpias, cero bichos en las habitaciones y agua a toda hora, los demás tienen una o dos de esas cosas, no las tres.

—Me quedaré con ese entonces.

—Y no es muy costoso, lo cual añade atractivo.

La señora Elvira se acerca desde la puerta hacia nosotros. Estamos con Denny en la cocina charlando, y ella le pone una mano sobre la espalda, mirándolo con cariño.

—Nos vamos, hijo.

—¿Tan pronto?

—Son casi las cinco —informa—. Debemos ir a buscar habitación y a instalarnos. Si alcanzamos, vendremos más tarde otro poco o si no mañana a la hora que nos digas.

—Gracias, Elvira, significa mucho que hayan venido.

—¿Es una broma? Gabriel es como mi hijo, debo estar en su compromiso.

Sonrío con ternura al cariño desmedido de la señora Elvira. Es tan dulce, me recuerda mucho a Adam en el tono acaramelado que usa para hablarle a sus niños. Así me hablaba él, es como un matiz vocal que se adquiere a cierta edad para con los seres amados.

—Les daré la dirección del hotel bueno que hay acá entonces. Cinthya también va para allá.

La señora Elvira me mira con una gran sonrisa.

—Oh, ven con nosotros entonces.

Intento decir algo para negarme pero solo atino a un balbuceo suave. Luego del corto cruce de palabras con Luka, que ya de por sí fue algo incómodo, me dije que lo mejor, al menos mientras la rareza pasa, es mantener cierta distancia formal. Hoy está enojado con Gabriel, tenso conmigo, cansado por el viaje... es mejor darle su espacio.

—Yo... puedo tomar un taxi —me excuso.

—Pero si vamos para el mismo sitio —objeta la señora Elvira. En ese justo instante, Luka entra a la cocina también y se ubica tras ella, que no pierde tiempo alguno—. Luka, ¿tu amiga puede ir con nosotros? Se quedará en un hotel también.

El no príncipe de mi cuento de hadas  •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora