El chofer me abre las puertas y los flashes de las cámaras me blindan la vista. Oigo las preguntas sueltas al aire, los gritos, las personas y mis guardaespaldas tratando de apartar a todo el que trate de acercarse a mí, pero eso no impide que no hayan preguntas.

—¡Leanne!

—¡Leanne! ¿Qué tipo de relación mantienes con Edward Haste?

—Señorita Vitali, ¿no va a pronunciarse acerca del beso con Edward Haste?

—¡Leanne, siéntete libre de posar para las cámaras!

Afortunadamente, me alejo de la prensa y los hombres uniformados me abren las puertas del club.

Se llama Amnesia, es un club principalmente conocido por los pequeños eventos que se organizan una vez al año. Un gran puñado de celebridades son invitadas al exótico lugar en el cual te ofrecen tragos, comida y una pista de baile.

Es un evento un tanto común, no es demasiado formal y tampoco es necesario asistir con inmensos vestidos pomposos. La temática es un poco más casual y relajada.

Doy unos pasos hasta la barra, observo a algunas mujeres y reconozco a pocas de ellas. No suelo socializar demasiado con otras celebridades. Es realmente difícil encontrar a alguien que no sea superficial y arrogante.

—Creí que no vendrías.

Brandon se me aparece en frente. No digo nada, continúo con mi camino hasta sentarme en una de las mesas.

—¿Estás enojada conmigo? —interroga.

—No.

Una camarera se aparece, nos ofrece una bandeja con tragos.

—¿Señorita? ¿Señor?

Le dedico una leve sonrisa y cojo uno de los tragos no sin antes agradecerle.

Admiro el lugar con la mirada mientras le doy un sorbo a mi trago y entonces, observo de espaldas a una figura que reconozco a la perfección.

«Edward».

Un leve estremecimiento recorre mi cintura cuando como si lo hubiera llamado, se voltea sobre sus talones, mirándome con aquellos ojos azules.

Aparto la mirada al instante. Imbécil.

Me va a pagar lo que me hizo.

Miro a Brandon y le hago un gesto.

—Toma asiento por favor, me gustaría que hablemos.

Me mira dubitativo y toma asiento.

Me termino mi trago de un solo sorbo y le hago un gesto a la camarera para que me traiga otro. Realiza la tarea al instante, cojo otro trago y le agradezco.

—Estás bebiendo demás —comenta Brandon.

No le hago caso, en vez de eso, le doy un largo sorbo al trago que me quema la garganta y lo miro a los ojos.

—¿De qué hablaban Edward y tú en el evento de Vanity Fair?

—¿Eh?

Se hace el desentendido y eso me enardece.

—Solo quiero que me digas. Los vi hablando antes de que Edward me besara.

—Leanne...

—¿Vas a decirme o no? —lo interrumpo antes de que me salga con una de sus excusas.

—Le dije que se alejara de ti. Tú eres una buena persona, y él no tiene historial de ser una buena persona.

—¿Quién te crees que eres como para decirle a los demás que se alejen de mí?

Caricias ProhibidasWhere stories live. Discover now