Capítulo 2

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   El problema empieza cuando uno se va haciendo adolescente, ahí es cuando necesitas los consejos de mamá aunque no les des importancia o el lado sobreprotector de papá frente a los chicos.

   Ahí fue cuando empezó mi problema, no tenía a quien re currir. Mi abuela siempre fue una persona muy cerrada, no podía hablar con ella sobre algún chico que me gustara, mi abuelo vivía trabajando y no lo veía mucho por lo que no tenía la confianza con él, con mi hermana era complicado porque teníamos horarios diferentes asique tampoco la veía mucho, por lo tanto tampoco tenía la cercanía y confianza como para hablar con ella en ese momento. Mis tíos a su vez tenían sus vidas, nos solíamos ver todos los domingos para el asado familiar que ya era costumbre pero no existía la posibilidad de que pueda hablar temas que me preocupaban en ese momento; a pesar de que solían hacerme bromas o preguntarme "¿y el novio?", pregunta que a mi abuela le molestaba porque yo era chica para tener novio.

   Mi primer año de secundaria yo tenía 13 años y fue el momento en el que más necesite a mis padres, solía llorar muy seguido extrañandolos. Solía llorar porque yo era muy flaca o no tenía las curvas que mis compañeras tenían, lloraba porque no había chicos que gustaran de mi, me sentía una nena chiquita porque a mi todavía no me había llegado el período y a mis compañeras sabía que sí. No tenía muchos amigos, me juntaba con chicas pero no podía hablar mucho con ellas.

   También el año en el que comencé la secundaria, a su vez comencé la Escuela Municipal de Danza. Desde los 6 años hice danza clásica, de chiquita quería ir y mi abuela me llevó. Para ella era una forma de estar cerca de mi mamá quien hizo la carrera de danza y se convirtió en profesora a pesar de nunca haberlo ejercido.

   A los 11 años mis tíos quisieron y convencieron a mi abuela de que entrara a una secundaria que tenía acceso directo a la facultad. Yo nunca había ido a otra escuela, desde los 3 años fui siempre a la misma y a la vez no quería porque era muy exigente. Es por esto que le dije a mi abuela, si no entro voy a la escuela de danza, trato que ella aceptó.

   A decir verdad, las evaluaciones para entrar a la nueva secundaria las desaprobé a propósito, no quería ir asique no estudié en ningún momento.

   Pero ir a la escuela a la mañana y a danza a la tarde, me complicaba para hacer sociales. Muchas veces me invitaban a cumpleaños o meriendas y yo no podía ir por danza. Muchas veces estaba enferma y mi abuela me hacía ir igual, y ahí fue cuando empecé a odiar ir a danza, me exigía yo para ser como mi mamá, me exigían mis profesores porque me decían que yo podía mas, y a decir verdad ya no podía mas con la presión.

Renacida [COMPLETA]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora