Nueva competencia

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Narración

Su maldición no sería suficiente para las ideas locas que tenía aquel viejo científico, tampoco las murmuraciones pues no le servirían de mucho. El joven moreno tenía que entrar en una de las jaulas de los sujetos.

El tiempo en esa estancia carecía de sentido, las semanas parecían meses y los días parecían horas, no veía el momento de ver la luz del gran Astro.

-Esto es una mala idea.

Claro que se aseguraron de vacunarle por si entraba en contacto con agentes internos desconocidos, que no fuese a contraer algo por lo que no tenía vacuna.

El blanquiano lo vió entrar como cada eterno día, pero se extrañó cuando el humano no se le acercó como de costumbre. A parte de eso, su parada era la de un alienígena un tanto partícular: No se comunicaba, y por lo que podía observar, desde hacía ya unos días segregaba sustancia a través de su piel camosa y roja. Imaginó que le haría un chequeo para comprobar que todo estuviese en su sitio.

Pero no se esperó verle entrar a la jaula. ¡No habían usado calmantes!

Eso lo veía cada vez que querían comprobar el estado de salud de uno, se prevenían para un posible ataque.

Le preocupó más cuando Peter cerró la verja y se aproximó al ser rojuno, quien se apartaba sorprendido.
Las cámaras se habían activado y todas apuntaban a dicha jaula, no estaría de más por si las moscas.

-Hola...em...-Fijó su vista al cuaderno- Vaya... Te haces llamar Edjah, ¿No?

El nombrado le miró al oír su extraño pero curioso nombre.

-Eso es un si... Parece un nombre de tribu, es bonito. -Sonrió nervioso y tembló.

Peter le observó más detenidamente, era de su misma altura, y si parecía proveniente de alguna tribu indígena, su piel era roja adornada con tribales dorados, ojos color miel que brillaban hasta el caer de la noche.

En cambio el blanquiano no entendía la comunicación entre humanos, por lo que no sabía exactamente las intenciones del moreno y si todas aquellas clases de signos lo hacía por gusto o porque le obligaban. Ciertamente, había percibido comodidad y bienestar en el pequeño a su lado, y eso era lo que más importaba ahora para Kilius.

Aunque sintió aquellos celos, celos porque deseaba que el moreno entrase en su lugar primero.

Volviendo con aquellos dos, el llamado Edjah curioseó el aroma del humano ahora que estaba distraído, no percibía ninguna amenaza como si lo hacían los demás de su especie.

-Bien, vamos a- -Se terminó de colocar los guantes, para encontrarse al rojizo a centímetros de distancia entre ellos. Por reflejo Peter se alejó, provocando una risilla al contrario.- V-Vamos, tengo que ver que te ocurre.

No tenía por donde cogerlo, este ser se burlaba y corría por la jaula siendo perseguido por Peter, por lo menos, ya no parecía estar triste y aislado en un rincón. Eso fue lo que pensaron los espectadores de las cámaras que no lograban hayar explicación por la hazaña del moreno.

Un cansado humano frenó en seco por la agilidez de Edjah, en consecuencia de haber frenado, resbaló en un charco de sustancia del rojizo aterrizando así con su pobre trasero. Acto seguido refunfuñó de dolor y se frotó la zona afectada.

Edjah se acercó ahora preocupado junto al desafortunado caído, esto lo había hecho a gatas, entreponiendose entre ambos cuerpos, una situación embarazosa para cuando Peter se diera cuenta.

-Se acabó. -Fijó su vista en el contrario, le sobró tiempo para apartarse de ahí y levantarse a pesar del dolor causado. -Estate quieto, ¿Si?

El amor de un alienígena (Yaoi)Where stories live. Discover now