Bastaba con accionar la palanca, sus emociones giraban y no sabía cuál de ellas predominaría en su respuesta.

Porque estaba esa sensación de querer darle una bofetada muy fuerte y alejarse sin mirar atrás, pero también estaba esa curiosidad por saber que tenía que decir el alfa. Pero no quería escucharlo al mismo tiempo, no quería ver su estúpida cara con esa puta sonrisa ladeada, dudosa y que de alguna forma le provoco un retortijón en el estómago que no supo diferenciar de entre un fuerte cólico provocado por la irá o por el simple hecho de tener a Owen al frente suyo.

Se atrevía a pararse ahí, frente a él, saludándolo como si aún fuese su novio y solo se hubiese ido un fin de semana a casa de sus abuelos. Tenía la osadía de llamarlo "cariño" deduciendo que las palabras dulces servían como un borrador que desvanecería todo el daño que le causo.

Estaba ahí, simulando que todo estaba bien entre ambos, sosteniendo su broche de cortejo, su jodido broche.

—Suéltalo. —de inmediato su mano, en un movimiento tembloroso arrebató el broche del sucio agarre del chico, con tanto rencor como le fue posible.

Louis observó el broche, verificando que no hubiese sufrido daño al golpear en el suelo, su semblante mantenía el mismo gesto colérico que provocaba el chico al frente.

Louis cepillo las orillas de la flor con la yema de sus dedos, sin mirar de nuevo a Owen solo intento rodearlo y continuar con su camino, evadiendo al dueño de su corazón roto, indiferente.

Al pasar a su costado la mano grande del muchacho le impidió su andar, sosteniéndolo del brazo antes de que pudiese dar otro paso.

La piel del omega se erizo, tembló un poco y observo la mano en su brazo, envolviéndolo.

—Louis, por favor. —rogo el alfa en un casi susurro que por poco y le revuelca el estómago, casi, porque Louis supo ignorar bien la súplica y el arrepentimiento en su voz. Lo conocía bien.

—No me toques. —ordenó, moviéndose bruscamente y consiguiendo que Owen lo soltara enseguida.

Dany jadeo bajito, el puchero apareciendo en su labio inferior, notando el descontento en el aroma de su madre.

—¿Que mierda haces aquí? ¿Cómo me encontraste? —Louis acomodo a Dany en sus brazos, luciendo tan enfado como aquel último día en que se vieron.

—Hablaste muchas veces de tu futuro conmigo, Louis. Tu sueño siempre fue conseguir un puesto en esta escuela. ¿Lo olvidas? —Louis entrecerró los ojos, sus labios se fruncían, apretándose uno contra otro y la única razón por la que no había golpeado al mayor era porque entre sus brazos cargaba a su cachorro asustado y temeroso.

—Si puedes recordar eso entonces puedes recordar lo que te dije hace dos años. ¿Lo recuerdas no? —la mandíbula de Louis tembló, Dany consiguió hacerse más pequeño en su lugar, pero sus ojos seguían atentos en el alfa, en alerta.

—No pensé que...

—Te dije con claridad que no quería ver tu maldita cara otra vez, Owen. Te dije específicamente que no volvieras porque no estaría dispuesto a perdonarte, nunca. —arrastro las palabras entre sus dientes, la rabia le empapaba la lengua, venenosa y áspera.

—Se bien lo que pediste, pero Louis, necesito que me escuches, por favor. —pidió, tomando la mano del omega e intento acercarse pero Dany se apresuró en estirar su pequeño brazo.

La palma del cachorro se estrelló en el pecho del alfa, firme, sus cejas bien juntas y de su pecho un gruñido en advertencia hizo vibrar su diminuto cuerpo.

Owen bajo la mirada, observando la pequeña mano posada en su pecho y como está ejercía presión para impedir que continuara acercándose.

El alfa lejos de sentirse intimidado sonrió enternecido y alzó la mano.

Teacher AlphaWhere stories live. Discover now