𝓒𝓸𝓷𝓯𝓲𝓪𝓷𝔃𝓪

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— ¡Feliz día de familia!

Taehyun entrecerró los ojos, mirándome a mí, a mi mamá, a mi a hermana, a mi papá, y luego a mí de nuevo, y nunca más quitó su mirada.

Parecía como si no pudiera creer que estamos en la puerta de su casa, con una tarta , y el regalo de su hermano mayor en las manos de mi hermana.

Ella entró por su lado, de igual forma que toda mi familia, menos yo, que parecía una roca parada en la puerta mientras Taehyun me escaneaba.

— ¿Qué hacen aquí?

— Hoy es el cumpleaños de tu hermano —respondí obvio—. Creí que tus padres te avisaron que vendríamos para la cena.

— Yo pensé que solo la pasaríamos nosotros.

— ¿Nosotros?

— Solo mi familia.

No me sentí dolido cuando dijo eso, entendía bien su punto: Taehyun no pasaba mucho tiempo con sus padres, a veces ni llegaba a verlos por las altas horas en la que llegaban a casa, y ahora, parece que quería por lo menos pasar un momento a solas con ellos, pero mi familia arruinó todo.

Apreté los labios en una línea y me mecí de adelante hacia atrás sobre mis pies, sin saber que decir o cómo pedir disculpas, solo escuchando el bullicio que se formaba adentro con los saludos que se hacían nuestros parientes.

— Lo siento —le dije en voz baja, y él desvió la mirada hacia el árbol que decoraba la entrada de su casa—. Sabía que te sentirías así.

— ¿Así cómo?

— Así, triste.

Taehyun me miró como si le hubiera dicho la cosa más estúpida del mundo, y soltó una pequeña risa, burlándose de mi rostro apenado.

— Bobo, estoy bien —él negó con la cabeza, riendo una vez más y dándome un pequeño empujón en el pecho—. Entra, se enojarán si no nos ven.

Lo observé como tonto por unos segundos, sin entenderlo.

No podía entender a Taehyun.

•••

— Él es Hobak.

Miré con cautela al gato que arañaba la casita donde dormía, al parecer. Pero ese felino de pronto se detuvo, para mirar a su dueño y luego a mi.

La mascota de Taehyun tenía los ojos tan negros como él, y también eran grandes, bonitos. Quise acariciarlo, pero el castaño me detuvo rápidamente.

— No lo toques, araña a los desconocidos.

— ¿Solo a los desconocidos?

— Sí, es difícil que agarre confianza.

Arrastré mi mirada del rostro de Kang hacia su gato, quien me observaba fijamente como si fuera un intruso.

Tal vez sí lo era.

Taehyun acarició su estómago y el gato se olvidó de mi existencia, acurrucándose en los muslos de su dueño y ronroneando, dejándose llevar por las caricias en su cuello y rostro.

Por un momento, me recordó a Taehyun.

Él, cuando recién nos conocimos, era alguien con el que no podías hablar por más tres segundos porque te cortaba la conversación, o también te intimidaba con su mirada, dejándote como una piedra sin vida.

Las piedras no tienen vida, lo sé, pero igual.

— Bebé, no juegues con el gato, te va a llenar de pelos.

Taehyun volteó la mirada hacia su mamá y la miró enojado. Yo sabía por qué; era porque no le gustaba que le dijeran así; aunque, según lo que me dijo alguna vez la señora Kang, supuestamente solo se ponía así cuando habían otras personas, porque cuando estaban ellos dos a solas, Taehyun en serio se comportaba como un bebé.

Y yo le creí. Me pasaba lo mismo con él.

— No soy un bebé.

Ella sonrió, besándole una mejilla y yéndose, ignorando que Taehyun se limpiara la marca del labial con desespero y vergüenza.

Yo no me reí, porque sino, se enojaría conmigo.

— ¿Cuántos libros tienes?

Mi pregunta quedó ignorada, o eso fue lo que pensé por un buen tiempo antes de que Taehyun por fin respondiera.

— No lo sé, nunca he pensado contarlos.

— ¡Hagámoslo!

— Bueno.

Corrí a su habitación emocionado, y cuando llegué, contemplé el lugar. Todo estaba lleno de libros, los cuales parecían ser separados por categorías, como ficción, romance, drama, etc.

Lo supe porque en cada estante había un papel con letra bonita que decía de qué trataban, y pude reconocer la letra redondeada de Taehyun.

Cuando él llegó, cerró la puerta y suspiró cansado, cayendo boca arriba en su cama y estirándose.

Tal como su gato.

Una idea demasiado extraña, de nuevo, apareció en mi cerebro sin neuronas, como dice mi madre.

En vez de querer acariciar su vientre, como Taehyun hacía con su mascota, quise acariciar su mejilla.

Y lo hice.

No lo pensé demasiado, solo dejé que la palma de mi mano vaya de forma suave a la pálida mejilla de Taehyun, acariciando con mi pulgar su labio inferior.

Sentí como la piel bajo mi mano se calentaba en un rojo intenso, y los labios suaves temblaban en un suspiro.

Por fin dejé de mirar los belfos de Taehyun, para ahora observar sus ojos, los cuales brillaban de forma extraña, tranquilos.

Mi rostro se acercó al suyo, recostándome poco a poco por encima de él, sin dejar de mirarlo; ojos, labios, ojos, labios, de pronto me llenaba de nerviosismo, pero Taehyun seguía igual, como si no tuviera miedo de lo que le haría.

— Tú eres parte de mi familia.

Y, algo así como un balde de agua, me levantó. Me alejé lo suficiente e ignoré la pequeña sonrisa burlona que aparecía en los labios de Taehyun.

Esta vez no me pidió que lo dejara de mirar, porque estaba seguro que él tampoco lo quería, puedo jurar que Taehyun se divierte notándome mirándolo como bobo. Eso debe subir su ego.

Hoy los ojos de Taehyun mostraron confianza.

No sé si fue porque sabe que no sería capaz de besarlo, o si fue porque le gustaba la idea de que lo hiciera.

𝓞𝓳𝓸𝓼 (BeomHyun/TaeGyu)Where stories live. Discover now