—Ya me acuerdo de ustedes —maldijo echando a correr de nuevo—. ¡Eres un maldito Sparagon!

Gary tragó saliva y corrió todavía más rápido, el Sparagon no dejaría de perseguirlo, porque así eran ellos: no paraban una vez que conseguían su propio ratón de juguete para entretenerse. Con frecuencia, anómalas creaciones animalescas mataban a su víctima de forma particular, y ésa era cansarlos hasta que no pudieran continuar. Ya sea por muerte súbita, infarto pulmonar o porque tropezaba, caía y el Sparagon terminaba por despedazarlo.
En un mundo modificado como éste, los animales no serían la excepción. No lo fueron, y por eso existía el Sparagon.

Garrett, harto de huir y decidido a acabarlo de una vez por todas; tomó impulso para brincar valiéndose de un camión volteado. Saltó por sobre la bestia, dio un giro en reversa y cayó en su lomo áspero, sujetándose por el pelaje. El animal, molesto, se sacudió con violencia para sacárselo, debía de sentirlo como una pulga sobrealimentada que de ninguna manera lo dejaría intacto.
De acá para allá se retorcía, se tiraba en el suelo y hasta buscó morderlo, Gary le daba golpes en el hocico para que dejara de hacer eso. Al contemplarlo mejor, notó que debajo de su mandíbula; entre la papada y la misma, relucía un aparato del tamaño de su mano cuya luz titilante celeste pálido le daba la pista de lo que podía estar pasando.
Levi notó el diminuto artefacto, alcanzó unas pesadas cadenas que yacían abandonadas entre la arena.

—¡Garrett! —Le lanzó un extremo.

Dunn ató el metal en torno a sus cuernos dobles dejándolas a modo de amarre de doma. Levi pasó otro extremo por debajo de su arrastre, Dunn lo imitó y jalaron al mismo tiempo hacia las espaldas de la bestia.
El Sparagon fue hacia atrás, forzando para soltarse. Movió unos centímetros a ambos hombres.

Gary insistió con un último jalón a las dos cadenas.

—¡Echado! —bramó y lo vio caer sobre el lomo brutalmente.

Gritó el animal de dolor porque le había arrancado una espina en el salvaje tirón, quedo atorada en un eslabón; no pudo volver a girarse.
Gary se paró donde pudiera verlo, lo observaba con gran pena. Landstrom respiraba intranquilo, agitado por la corrida y los nervios. Se recargó en sus rodillas, agachándose un poco.

—¡Demonios! ¡Maldito animal! —El Sparagon gruñó viéndolo—. ¡Magnífico regalo nos envió Hiringger! No tiene... no tiene ni la más mínima compasión... ¡Tenía que hacerlo en su entierro! —estalló en lágrimas.

—No es su culpa... —resistía el joven—. Sé lo que te hicieron, amigo —habló—. Yo tampoco pude elegir, no puedo creer lo que han hecho contigo. Los humanos lo merecemos... no ustedes. Voy a quitarte esa tortura ¿bien?

Vio llegar a Gray y Fiora con un grupo de jóvenes armados hasta los dientes. Apuntaron al animal con ballestas, rifles, y toda clase de arma existente, diseñada por el propio hombre ordinario. El Sparagon se retorció entre sus amarres, amenazando con soltarse y matarlos. El ex Nhereo se paró frente a él a modo de escudo, levantando ambas manos.

—¡No! ¡Bajen las armas! —ordenó mirando a Levi—. ¡Bájenlas! ¡Es tan víctima como nosotros!

—¡Estás loco, Dunn! —exclamó uno—. ¡Harás que nos mate! ¡Hazte a un lado!

—¡Armas abajo dijo! —tronó Landstrom acercándose rápidamente y desviando el cañón de su rifle hacia el cielo. El tiro se perdió entre las nubes—. ¡Retrocedan! ¡Atrás! Atrás porque el próximo tiro te lo doy entre los ojos, Ayrton.

—Por favor, vean... no les hará daño.

El líder de los Páramos hizo señas de no acercarse ni producir sonido a los jóvenes; éstos bajaron sus armas, obedeciéndole.

NHEREOS: Nacer para Sobrevivir © [NHEREOS #1] [✔]Onde histórias criam vida. Descubra agora