🌼Six🌼

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[Nomeolvides]

Nicholas dejó el coche en el estacionamiento diez minutos atrás, sin embargo ninguno de los dos se había bajado todavía. El distante sonido de una voz femenina cantando llegaba como único aliciente del tenso silencio.

—Jojo...

—Esta vez sí vomitaré, te lo juro por Danny que en paz descanse. Siento que no debo salir de este auto pase lo que pase.

—Nunca te obligaría a hacer algo que sé que te hará mal—. Nick tomó un momento para peinar su cabello castaño hacia atrás mientras suspiraba, como buscando en el interior de su alma otro suministro de paciencia y compasión. —Pero puede que solo estés exagerando. Un poquito.

Para variar, Johnny no estaba exagerando esta vez. El dorso de sus manos se sentía en llamas, además de un creciente dolor de cabeza y un vértigo fuerte que pronosticaban una muy mala noche. No quería admitir nada de ello, principalmente el primer detalle, porque era seguro que Nick le diría algo que definitivamente no quería escuchar.

Y Johnny mintió. 

—Bueno, bueno. Entonces ayúdame a subir a la cosa, ¿sí?

La cosa era, desde luego, su silla de ruedas. Aún sentía bastante desagrado por ella a pesar de que llevaba años usándola diariamente. Se impulsó con los brazos para retirarse del asiento del copiloto, sus muslos temblando por el simple trabajo de moverse y sus pantorrillas careciendo de la fuerza necesaria para sostener su propio peso.

—Si te sientes demasiado mal, nos regresamos — aclaró el mayor otra vez al cerrar las puertas con seguro y encender la alarma del auto. —Intenta divertirte un poco, por ahora, ¿está bien?

—Ese perro no irá de cacería, compañero.

Se dirigieron a la entrada, donde los puestos de venta de comida estaban casi vacíos. Algunas personas encargadas les vieron con curiosidad, ya fuese porque llegaban más atrasados que la mayoría o porque Johnny llamaba la atención.

Un muro de medio metro separaba el exterior del salón donde se llevaba a cabo el evento. Dos personas jóvenes se encontraban sentadas ahí, con una caja en la que guardaban las entradas recibidas. Una de ellas, de aspecto andrógino y esponjoso cabello anaranjado, se bajó de un torpe salto. 

—Pasen, egh- nos quedamos sin sillas disponibles ahí adentro, pero puedo buscar algún taburete extra y ayudarlos a acomodarse.

—Gracias — le respondió Nicholas, dándole un apretón de manos que hizo a Johnny rodar los ojos. Tanta amabilidad le resultaba sobrante en ese momento. —Vamos entonces.

Por un intervalo extraño, el ardor en su marca pareció apaciguarse al entrar. 

[...]

Ni siquiera había terminado el setlist del grupo cuando ya quería salir rodando del aburrimiento. La música no era de su agrado, tampoco la actitud pretenciosa de los supuestos "artistas". El salón era muy oscuro, con un suelo demasiado rugoso y desnivelado para usar tranquilamente su silla. 

—Recuérdame, ¿por qué vinimos? — medio-susurró medio-gritó a su hermano mayor.

—La condición humana — declaró solemne. Luego rió bajito. —Convivir con otras personas no es tan horrible como quieres hacerlo ver, ¿sabes?

—Bendito sea tu corazón.

Cuando finalizaba la banda actual en el escenario una figura no muy alta se les acercó corriendo. Cabello rubio brillante, maquillaje rosado al igual que su vestimenta y un abrigo gris encima. La recién llegada les saludó cálida pero brevemente antes de retirarse a otro lugar del edificio, excusandose por estar atrasada con su propia presentación.

Hierbabuena y Nomeolvides 「GyJo」Where stories live. Discover now