Extra: Día 7.

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Nunca se olviden que los quiero...¡pero la intriga es necesaria!

Actualizaré pronto, ya van a ver c:

Narrador Externo.

Dante miró a Addie con una expresión confusa en el rostro. Luego observó a Maddie, sentada en el piso, tratando en vano de ralentizar su agitada respiración.

-Lo que necesiten. –respondió el italiano rápidamente. Addie  se veía realmente afligida y alterada, por lo que Dante posó una mano sobre su hombro. –Addie...Dime.

-Maddie...Necesita unas pastillas, y es urgente. Ella está en p-peligro...-susurró la rubia. Estaba a punto de llorar, no podía creer lo que le estaba ocurriendo a Maddie. No podía permitir que algo le pasara.

Dante se pasó una mano por el cabello.

-No es problema, las compramos...Yo las pago si hace falta...-tartamudeó el italiano, no viendo cuál era el real problema.

-¡Las pastillas son extranjeras! –gritó Maddie, incorporándose nuevamente del piso, y yendo hacia Dante. –No se consiguen. –exclamó simplemente, con lágrimas cayéndole por los ojos.

-Maddie...Haremos lo que sea. –Dante le contestó, y ella rompió en llanto más sonoro.

-Addie, voy a avisar que hoy no podré dar el paseo. Y voy a buscar mi laptop...Vamos a averiguar todo acerca de ese medicamento. –avisó el italiano, y salió corriendo hacia abajo.

*

Luego de unos quince minutos, regresó con su laptop y su móvil. Maddie ya estaba calmada, por su propio bien debía estarlo, y Addie estaba junto a ella, abrazándola y meciéndola suavemente. Si Maddie se dormía sería todo mejor, ya que no había riesgos de que sufriera otros ataques de nervios.

-Aquí. –dijo Dante, y puso la laptop sobre la cama, y se arrodilló para poder manejarla mejor. Maddie miraba a los dos con ojos perdidos. Estaba cegada por el miedo.

Dante le pidió el nombre de las pastillas a Maddie, y ella muy lentamente contestó. Él tipeó en la laptop, y comenzó a leer.

-Solo se hacen en un laboratorio de Estados Unidos; son altamente eficientes; su interrupción puede causar...-Se interrumpió y leyó otra parte. –Los envíos al extranjero pueden tardar de una a dos semanas, dependiendo de la urgencia de su pedido. –terminó de leer. Negó con la cabeza.

-Tiene que poder llegar antes...-susurró Addie. Maddie se había quedado dormida en sus brazos.

Dante la miró afligido.

-Debemos intentar al menos, si pueden traerlas antes. –dijo. Addie asintió y acostó a Maddie con cuidado. Tomó su teléfono móvil, y marcó el número que indicaba en la página de la empresa que fabricaba dichas pastillas.

-Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle? –preguntó una voz al otro lado de la línea.

-Buenos días, necesito saber si podrían hacer un envío de urgencia. –contestó la rubia.

-Claro. ¿De que lugar estamos hablando?

-La ciudad de Roma.

-¿Qué tan urgente es su pedido? –Addie miró afligida a su amiga, que dormía, mientras que Dante la observaba con pena.

-Es muy urgente.

Locura en ItaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora