— ¡Les advertí que lo estaban malcriando! Ahora mirenlo, un chiquillo metiche y desobediente.- gritó. Damien bajó la mirada para esconder las llamas de odio que vagaron por sus pupilas, Cayetano se mantuvo con la cabeza arriba aunque su mandíbula se veía tensa.

— Nosotros hablaremos y con él...- comenzó Cayetano.- Y le prometo que no~

— ¡Nada de eso! Estoy cansado de ustedes dos y su inutilidad. Llevenlo al pozo.- Murmuró dándose la vuelta. Dispuesto a volver a su lugar. Abrahel lo presionó suavemente, dispuesta a formar un caparazón sobre Tweek.

— Lucifer, hijo, es un pequeño.- repitió Satán.

— ¡Estoy harto de que solapes las decisiones estúpidas de mi hermano y su novio!

— No hago nada estúpido.- la voz de Damien resonó en la sala pese a que estaba solo murmurando.

— ¿De verdad? Demuéstralo.- retó Lucifer.- Si no haces nada estúpido, y sigues las leyes al pie de la letra sabrás que este engendro amerita un castigo.

— Jamás dije que no fuera así. Pero ponerle a un pequeño el castigo de alguien mayor me parece una estupidez.- había replicado el de ojos rojos.

Al final ellos llegaron a un acuerdo y terminaron encerrándolo sólo 12 horas de las 36 horas que normalmente dura ese castigo. Si Tweek pudiera se burlaría de sí mismo, se reiría tanto hasta perder el sentido de la realidad y que estar en aquel pozo no implicara realmente una tortura. Pero no tenía fuerzas ni para llorar.

Lo peor fue cuando su hambre despertó, atacando como si ella también lo castigara. El dolor del estómago le provocaba doblarse hacia delante, pero debía conservarse en la posición que tenía, con la espalda recta y las piernas ligeramente flexionadas para que su herida no doliera más. Sentía a su cabeza darle vueltas, mareada ante el dolor. Si había dejado de llorar en algún momento fue porque tenía otras cosas en las cuales concentrarse y llorar no las solucionaba.

Inclinó la cabeza hacia atrás para ver las estrellas, se recargó ligeramente en la pared y se permitió encorvar, al menos un poco, la espalda para estar más cómodo. Su mirada vagó entre los infinitos puntos blancos que brindaban una tenue luz. Había algunas estrellas tan alejadas... era como si la oscuridad del cielo estuviera a punto de tragárselas. Pero ellas se mantenían ahí, brillando, viviendo. Se preguntaba cómo sería vagar en el espacio, o si el imponente cielo consumiría su cuerpo y lo desgarraría hasta convertirlo en una estrella. Hizo un puchero al reconocer que tal vez él no sería la estrella más brillante si estuviera allá arriba, quizá nadie lo notara. Quizá terminaría explotando y siendo polvo de estrellas por el resto de la eternidad. Esto tampoco estaría mal.

Poco a poco fue acomodándose en el suelo, tuvo cuidado en que sus pies quedaran lo más cerca posible de la atadura de la cadena para evitar jalones indeseados que le desgarren aún más su piel, poco a poco se inclinó hacia atrás intentando hacer el mejor esfuerzo con su estómago dolorido, en la mínima contracción de los músculos por el hambre hacían que su bilis escalara por la garganta amenazando con salir expulsada en cualquier descuido. Con cada movimiento por más leve que fuera una punzada dolorosa le recorría todo el cuerpo, ya ni siquiera podía reconocer de qué parte de su cuerpo provenía el dolor. Se quedó dormido así, lo último que vio fueron las estrellas borrosas por las lágrimas acumuladas en sus ojos.

Cuando despertó sentía la boca pastosa por la falta de agua, pero al menos el hambre había desaparecido, y el ensoñamiento que aún sentía evitaba que se concentrará demasiado en su pie punzante. Pasado un tiempo, cuando los rayos de sol comenzaron a entibiar el triste hueco la cara de Damien se asomó por él, al verlo su mirada se entristeció notablemente; bajó con cuidado de no pisarlo o lastimarlo más de lo que se veía y le quitó la cadena del pie. Apretó su rodilla con suavidad en una muestra de cariño.

— Es hora de irnos.- murmuró con la voz entrecortada.

Tweek asintió con suavidad, se levantó poco a poco volviendo a sentir una ligera punzada en el estómago, pero ya no le tomó importancia, se iría de allí, probablemente Damien lo llevaría a la enfermería y después él podría ir a comer algo.

— Entonces... ¿Aprendiste la lección?- murmuró Damien con tono burlesco, aunque sin intenciones de ser malo.

— Sí.- afirmó Tweek sonriendo con suavidad.

— ¿Quieres que te lleve a la enfermería?- inquirió ligeramente incómodo.

— Sí, te lo agradecería mucho.- Esta vez no lo miró al contestarle. Pero como Damien ya no mencionó nada más supuso que había asentido.

El de ojos rojos le preguntó si quería que lo cargara al verlo cojear, pero él se negó. No volaba porque estaba demasiado cansado y débil para ello, pero supuso que con una siesta estaría mucho mejor. Deseaba estar mejor después de la siesta. Aún tenía muchas cosas en las cuales pensar.

——
Me tardé mucho en actualizar, y lo siento. Pero he tenido un mental breakdown horrible del aún no me he superado del todo. Toda mi inspiración murió, y no sólo para esto, sino para otras cosas que me motivaban y que ahora se han alejado. Y es horrible alejarte de personas y acciones que amas.

Tener depresión es horrible amigos. Si ven a alguien que lo romantiza por favor díganle que está equivocado. En fin... voy a tratar, de verdad, de volver al ritmo que tenía antes. Aún así no puedo prometer nada. Espero lo entiendan. Saludaciones.

Larga vida a Craig. 💕

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