失礼 '

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— ¿Cómo te fue? —Akari paró en seco justo al dar el primer paso hacia el interior de la habitación. Allí, Mei la recibió con una ladina sonrisa, acostada de pansa en la cama. Incluso, pudo intuir en que ésta la había estado esperando toda la tarde—. ¿Qué tal tu cita? Digo —acomodó sus anteojos en el puente de su nariz—, Tu "Asesoría".

— He tenido peores asesorías.

  Cerró la puerta detrás de ella y se adentró a la habitación, deshaciéndose de la ropa que no le permitía sentirse cómoda; su abrigo, zapatos de tacón y por último la —ahora— molesta coleta alta. Todo lo anteriormente realizado por ella, lo hizo ignorando el rostro de confusión de su amiga. Cuando Akari se percató de ello, frunció el entrecejo.

— ¡¿Ah?! —alzó la voz Mei, luego de haber permanecido un rato paralizada. La peli café soltó un suspiro y retiró también las calcetas de seda, dejando sus pequeños pies desnudos—. ¡¿Cómo puede ser?!. Takimoto es conocido por ser encantador con las chicas.

— Bueno, "encantador" no es como yo lo llamaría —se aproximó a su tocador para deshacerse de su maquillaje, donde al sentarse, detalló cada centímetro de su rostro en su pequeño espejo—. Y tengo muchas formas de cómo llamarlo.

  La habitación fue invadida por un aura serena, y lo único que irrumpió el silencio en esta fue el sonido de las teclas de la computadora de su amiga. Un sonido mayor a la voz de Akari al articular sus últimas palabras, que por ello, la peli negra no pudo oírla.

  No tenía intenciones de contarle lo ocurrido. Era ridículo.

  Tomó una toallita desmaquillante de su estuche de cosméticos y limpió su rostro con ligeros toques, deshaciéndose de lo que anteriormente había sido su maquillaje neutral de todos los días.

— Vamos, no te pongas así. Tal vez sólo se hizo el graciosito contigo y tu lo malinterpretaste todo —Mei rompió el silencio, al igual que la burbuja de goma de mascar que había realizado después de completar la frase sin observarla; pues estaba absorta en la pantalla de su computadora.

  La pelicafé dirigió toda su atención en ella, girando su rostro lentamente hasta que sus ojos la encuentran. Se sintió indignada.

  ¿Malinterpretar? ¿Ella?

—Yo nunca malinterpreto nada, Mei. Estuve con él. No soy estúpida.

  La nombrada sólo soltó una risilla breve, y ella no tardó en imaginar lo pequeño que debería ser el cerebro de su amiga como para justificar las acciones de aquel chico sin tener una idea de lo que en verdad ocurrió. Era de imbéciles apoyar el comportamiento perverso de un chico y tomarlo como algo tan a la ligera y "normal".
 
  Bueno, ella tampoco se quedaba atrás. Ella también había sido de esa forma, incluso peor.

—Yuta, mis manos están frías —se recordó así misma, usando ese tonto tono agudo que utilizaba porque la hacía ver "adorable" ante los ojos de su novio.

  "No. No vale la pena recordarlo, Akari". Escuchó de su subconsciente. Pero ya era muy tarde. Ya estaba reviviendo ese momento.

  Era octubre, la temperatura comenzaba a bajar. El viento frívolo y azotador provocaban que las hojas de los árboles decayeran, siendo algunas envueltas por el aire, emprendiendo un nuevo y lejano viaje.

  La pareja esperaba el autobús.

  Yuta la observó por el rabillo del ojo al escucharla hablar, una simple acción que siempre hacía temblar sus piernas. Aunque en esas circunstancias, podía permitirse hacerlo, podría tomar como excusa la temperatura del ambiente.

no manners 。 yutaWhere stories live. Discover now