T R E S

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Sehun no se enfada cuando le digo que estoy enfermo. Me responde con un "mejórate" y un "no vengas al gimnasio si sigues malo, eh" que me hace sentir bien mientras espero a que Hyukjae salga de la cocina con un cuenco gigante de palomitas.

—¿Solo uno? —le pregunto cuando se sienta a mi lado en su sofá.

Es la primera vez que estoy en su casa y, como no, me encanta. Tiene una televisión de pantalla plana en el salón, entre dos muebles llenos de figuras de porcelana que le pertenecen al casero. No veo fotos ni objetos personales por ahí. Supongo que, si ya vivía con sus compañeros de trabajo en el pueblo, no tendrá muchas cosas para llenar los espacios vacíos del apartamento.

—Es tan grande como dos. A-aunque si prefieres que comamos en cuencos separados puedo... —intenta levantarse.

—No —tiro de él para que vuelva a su sitio—. Si he cancelado mi cita con Sehun, ha sido para tener una contigo... ¿no?

Se pone rojo y comienza a balbucear, cosa que me hace reír aunque trato de aguantarme. Me deslizo un poco más hacia la derecha, justo los centímetros que nos separaban y pongo mi mano encima de la suya. Carraspea para detener su propia retahíla de sinsentidos.

—Su-supongoquesí —dice muy rápido—. Pero una cita no es comer palomitas y acabar de ver Breaking bad. Además, tú vas en traje y yo en pijama. Ninguna de mis parejas ha hecho eso.

—Por eso esto es tan especial. Tampoco me habría atrevido a estar así con mis ex, la verdad.

A pesar de mi risa, Hyukjae parece confuso. Tarda unos segundos en comprender de qué estoy hablando y entonces menea la mano en el aire y la cabeza de forma casi efusiva.

—No hablo de mis ex. Hablo de las parejas con las que trabajo.

—Oh —murmuro.

—La verdad es que no tengo ex.

—¡Oh!

No esperaba eso, aunque en el fondo explica muchas cosas. Que esté nervioso. Que sea tan tímido. Que no se atreva a besarme. ¿Voy a ser su primer beso? Una mezcla de ansias y orgullo me revuelve el estómago.

Ahora, más que nunca, debo ir despacio.

Le doy un apretón en la mano y me acerco a besarle la mejilla. Luego me acurruco sobre su hombro cómodamente. Al principio se tensa un poco, pero después se relaja, le da al play y empieza a comer palomitas. Ninguno de los dos hace ademán de soltarse del otro en toda la tarde. Ni en toda la noche.

No sé cómo ni cuándo, pero me quedo dormido. Para cuando despierto, la televisión está apagada y Hyukjae sigue en su sitio, haciendo el papel de almohada y mirando hacia el frente como si la pintura de la pared le estuviera contando una historia apasionante.

Reacciona al notar que me muevo. Me mira y sonríe, y la sensación de despertar a su lado por primera vez me obliga a esconder la cara en su cuello.

—¿Estás bien? —pregunta preocupado.

Estoy de maravilla. Pero no se lo digo. Solo asiento para que no se preocupe más y aprieto los labios para no regar su pálido cuello con besos. En otras circunstancias me habría subido a su regazo y habría robado hasta el último suspiro de sus pulmones, así que no sé cómo estoy aguantando tanto ahora mismo. Supongo que es lo que pasa cuando alguien te gusta de verdad.

Y cuando ese alguien es, probablemente, virgen.

Me incorporo y me froto los ojos. Será mejor no pensar en eso. No todavía, al menos.

—Debería irme a casa —murmuro mientras me levanto. Me estiro y bostezo. No sé qué hora es, pero imagino que muy tarde.

Él se pone en pie de un salto. Me agarra la mano con rapidez, nervioso, temblando, y me pregunta con la mirada si estoy bien con ello. Respondo entrelazando nuestros dedos, cosa que le hace apartar la mirada. ¡Qué tierno es, joder!

Un deseo por San Valentín [EunHae +18]Where stories live. Discover now