—¡Jisoo! —chillé, sacudiendo mi ropa.

—L-lo siento, es que, Jesús —sin dejar de reír, Jisoo llevó una mano hacia su rostro—. No puedo contigo, Chaeng. De verdad.

—¿Qué te pasa? 

—Con razón Lisa se sentía mal... Cielos, pobre chica —calmándose un poco al respecto, Jisoo compuso su postura y suspiró.

—¿Qué sucede, Jisoo?

—Chaeng, lo que hiciste fue... Fue un golpe bajo.

—¿Qué? ¿Por qué? Solo le ofrecí comida.

—Sí, y le dijiste que no haría la diferencia si cocinaras para alguien que no conoces o para ella.

—No dije eso —negué, frunciendo el ceño—. Te mencioné a ti, y claro que te conozco.

—Dijiste que hacerlo para alguien más no haría la diferencia, Chaeng. Y la hiciste sentir como una cualquiera en tu vida.

—Ella... Ella no es una cualquiera. Yo la quiero mucho —musité—. Igual que a ti. Por eso pensé que era bueno decirlo así...

—Pudiste decirle que sí solamente, la hiciste sentir mal. Como si ella no fuera especial para ti.

—¡Lo es! Claro que lo es.

—De nuevo, debiste pensarlo mejor antes. 

Suspiré y descansé mi cabeza sobre el sofá, cerrando mis ojos y pensando en alguna forma para hacer que Lisa me perdone.

Mientras escuchaba a Jisoo sorber el contenido final del tazón, una idea se me ocurrió. Era extraña, pero podía funcionar... Aunque me hizo sonrojar.

—Bueno... Quizá pueda compensarlo de alguna forma —tartamudeé. 

Jisoo dejó la taza a un lado y, aún con su bigote de leche, me observó con curiosidad.

—¿Cómo?

—Es... Antes de preparar los sándwiches, Lisa me pidió que hiciera algo por ella como incentivo para terminar el trabajo.

—¿Esa es tu idea? ¿Prepararle más sándwiches? —preguntó con aburrimiento—. Digo, tus sándwiches son deliciosos, pero no si siempre haces lo mismo. Puedes hacerle uno de verdad esta vez.

—¡No! Es decir, eso no fue lo único que me pidió —al recordar nuestro pequeño trato, un sonrojo enorme cubrió mi rostro—. Ella quería...

—¿Quería...?

—Quería... Un beso —susurré, hundiéndose en mi asiento.

Jisoo abrió y cerró sus labios repetidamente unos instantes, para después sonreír de forma divertida.

—¿Eso te pidió? Sí que avanza rápido —susurró para sí misma—. ¿Qué le dijiste?

—Acepté —murmuré, algo avergonzada por mi decisión.

—No te creía tan lanzada, Chaeng. Pero mira que lo que dicen es verdad, ¿eh? Sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas —con voz burlona, limpió el bigote de leche con su lengua antes de continuar—. ¿Y qué? ¿Se besaron?

—No, solo logré hacerle el sándwich antes de que llegaras tú y...

—¿Te interrumpiera? Amiga, pudiste enviarme un mensaje diciéndome que no bajara hasta el día siguiente y yo con gusto me habría quedado encerrada en mi habitación para que ustedes hicieran sus cosas.

Promise┊ChaelisaWhere stories live. Discover now