Sentencia

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Cuando Ezio lo llamó esa mañana sintió un extraño vacío en el pecho.

Cuando le dio que su padre estaba enfermo y no sabía a quién llamar, se sintió conmovido, pero cuando le dijo que desvariaba por la fiebre y decía su nombre, culpablemente se sintió feliz.

Al parecer Evander contrajo una infección en el hospital para la que su cuerpo no estaba preparado, ya habitad el tratamiento, pero aun asi fue agresivo con su cuerpo, después de que la fiebre paso y el sueño fue más tranquilo, por fin despertó, cansado y sudoroso, Rice se avergonzó de imaginarlo en otra situación.

- Debería irse a casa, estaré bien, mi hijo puede hacerlo esto.

- Puede, pero yo quiero hacerlo.

Estaba dándole un baño de esponja, tratando de ser lo más profesional posible, después del rechazo que sufrió en el auto no habían salido, incluso Evander trataba de evitarlo.

- Por favor, déjeme, aléjese de mí, esto es...

- Mi deseo, ¿Que usted no entiende que el amor es asi? No le pido nada a cambio, no quiero que me ame de vuelta si no le es posible, sólo le pido que me deje cuidarlo, que tome de mi lo que estoy dispuesto a darle.

No se dio cuenta que estaba apretando la toalla en su mano tanto, que un hilillo de agua resbaló por el pecho del griego,

- Le romperé el corazón, serán tan pequeños los pedazos que terminara con un corazón hecho de arena, un corazón que tiene materia y forma pero que se desmorona con la caricia del viento, no puede entender que me importa demasiado como para hacerle eso.

Estaba tan cansado, que las palabras salieron en un susurro, cuando la respiración fue un indicio de que el griego estaba dormido, Rice le dictó su sentencia.

- Si lo que quiere es que salga corriendo puede rendirse ahora, usted aun no lo acepta, pero este es mi lugar, aquí, a su lado.


Sanar un CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora