Cuando llego al vestíbulo repleta de mis colegas, todas me saludan mientras dejo mis pertenencias sobre mi respectivo asiento. 

—¡Lea, sei bellissima! —exclama Lidia, antes de abrazarme.

Es mi mejor amiga desde que tengo memoria y tiende a darme una mano derecha con mi maquillaje en los shows. Es una gran estilista de renombre.

—Anche tu. —Le devuelvo el abrazo—. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos.

—Y después de todo este tiempo te has convertido en la sensación del momento. Felicidades por cada uno de tus logros. Sé lo que significa mucho para ti.

Le sonrío con dulzura.

—Gracias a ti por apoyarme tanto como amiga.

En ese instante, las puertas del vestíbulo se abren, dando paso a Francesco, el encargado de la lencería para el show y también mi mejor amigo. Carga con un enorme póster que tiene varios modelos que todas utilizaremos esta noche para desfilar. 

—Leanne —exclama e inmediatamente corre hacia mí para abrazarme—, cuánto tiempo, sei bellissima. 

—Grazie amore —digo, dedicándole una sonrisa. 

—Ven aquí. —Me hace un gesto y lo sigo hasta el inmenso póster—. Esta noche utilizarás el diseño número uno.

Es un encaje de lencería muy sensual, tal como me gusta. 

Examino la pizarra en la que todas las modelos estamos plasmadas, soy la primera encargada de encabezar el  show. Hay dos posiciones muy importantes en la industria del modelaje para las modelos; abrir o cerrar el show.  

Los minutos transcurren, Francesco se queda a mi lado mientras que Lidia me maquilla y me prepara para el desfile. Ambos sacan unas cuantas carcajadas mientras Lidia se encarga de cepillar un poco mi cabello castaño y ondular ligeramente las puntas.

—Me gusta. —Termina de aplicarme el brillo labial—. Es un look que logra realzar los rasgos de todas. Es imponente y sensual.  

El murmullo dentro de la sala es constante. Ya estoy acostumbrada. Aprendí a lidiar con mi entorno con el pasar del tiempo. A veces, la industria de la moda puede ser peor de lo que el público imagina.

—Te ves perfecta —dice Francesco.

—Gracias. 

Apenas digo esto, me extiende la sensual prenda con la que voy a desfilar.

—Falta una hora para que el desfile empiece —explica—. Nos informaron que harán un último fitting para verificar que todo se encuentre en orden.

Todas las modelos abandonamos el vestíbulo cuando terminan de alistarnos y pasamos a la otra sala situada justo detrás de la pasarela, en donde verifican nuestros atuendos y los coordinadores dan una orden de ensayo.

—Fila —ordena Adriano, uno de los cuántos coordinadores. 

Soy la primera en avanzar hacia delante para dejar que verifiquen mi atuendo. Me ordenan que dé unos cuantos pasos alrededor de la pasarela y me concentro en mi forma de caminar con el mentón en alto.

—¡Siguiente! —exclama Adriano no sin antes de dedicarme un leve asentimiento de cabeza. 

Me regreso detrás del telón y me sorprende ver a Rebecca allí. 

—Hey —murmura mientras me extiende una botella de agua—. ¿Cómo te sientes? 

—Más que lista —afirmo. 

Esboza una sonrisa. 

—Qué bien, porque vengo con notificas.

—¿Si? ¿Qué noticias?

—Tienes muchas propuestas; desde entrevistas hasta galas en Nueva York. Dijeron que están encantados contigo y quieren verte en persona para deslumbrarse aún más con tu belleza. ¿Te gustaría que acepte las propuestas?

—Acepta todo —afirmo—. Quiero ponerme al día y le diré a mi equipo que preparen el jet privado.

Me dedica un asentimiento de cabeza. 

—Como digas. Te veo allá fuera.

Le hago un gesto a modo de saludo y dedica una última mirada antes de abandonar la estancia. Tomo asiento sobre el sofá, aún falta un poco para que el desfile empiece. 

—No sabía que habías vuelto de Paris.—Bianca, una de mis colegas, se sienta a mi lado.

—Aterricé ayer —digo—. ¿Todo en orden?

No la conozco muy a fondo, pero es una de las modelos más amables qué hay por aquí. Es difícil simpatizar con otras, el ambiente tiende a ser un poco tóxico y la rivalidad que los medios se encargan de fomentar entre nosotras no es ninguna nueva novedad por aquí.

—Todo en orden. —Se aclara la garganta—. Parece que esté será tu año, estás batiendo muchos récords. Felicidades, Leanne. Espero algún día alcanzar lo mismo.

—Gracias —agradezco, sonriéndole levemente—. Y estoy segura de que lo lograrás. Cada cosa a su tiempo.

Al cabo de una hora, la sala empieza a inundarse de invitados y confirmo lo obvio. 

—¡Todas las modelos tienen que estar listas en dos minutos! —exclama Sarah.  

El desfile ya va a empezar. 

***

Disfruten de la lectura.

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