20 (I PARTE)

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Thara

Nunca había mirado con tanto interés los diseños que el techo de mi habitación tenía. Sentía la cabeza pesada y los hombros como si estos hubiesen sido apaleados. El resto de mi cuerpo retozaba gustoso envuelto en las estelas de endorfinas que la pasada noche junto a Märco me había dejado.

Miré el escritorio donde había estado redactando mi carta de abandono y prácticamente corrí a buscar el papel que allí había dejado de manera tan descuidada. Respiré aliviada al notar que seguía en su sitio.

—Esto ya no será necesario —arrugué el papel con una nueva resolución en mente. Al leer de nuevo las líneas que había escrito el dolor volvió a reavivarse en mi interior. —No te martirices con eso, tonta Thara.

El rostro de satisfacción de Livet también regresaba a mortificarme. Sé que no debería haberme mostrado tan debilucha frente a ella, pero es que con el escenario que me había planteado... se me hizo difícil fingir y mostrarme entera.

¿Y si esta era alguna especie de retorcida venganza en contra nuestra? ¿Tendría razón Brenda? ¿Märco buscaría traer de regreso a alguien como su abuelo?

Eran tantas posibilidades y una más descabellada de la otra. Pero si resultaban ser ciertas; ¿Dónde me dejaba eso a mi? ¿había entregado voluntariosa mi familia para un festín del señor del clan?

Mi cerebro funcionaba a toda su capacidad. ¿Para que le hubiese servido a Märco una familia de anexados a un clan...? Los Wellton éramos miembros insignificantes en nuestro viejo clan, papá tampoco era un espécimen digno de admirar... estaba viejo y achacado....

"—Podríamos abrir un fondo común —había dicho Melissa esa vez. —Para comprarle a papá una peluca y que su calvicie no lo avergüence.

Mamá nos había mirado con el regaño colmando su mirada. Mi padre muy seriamente había hablado;

—¡Melissa! —había censurado papá. —Creo que lo mejor será invertir en algún trasplante de cabello.

Y las carcajadas no se habían hecho de esperar. "

Mi barbilla tembló al recordar como bromeábamos en los desayunos. Estaba segura que no éramos la familia modelo, o el sinónimo de perfección. Pero éramos una familia. Era mi familia. Y dolía ya no tenerlos conmigo.

No entendía por qué Märco los querría muertos... y solo en ese momento me percaté, de que en mi interior buscaba escusas deseando que lo que me habían dicho fuese solo una mentira.

**

Me levanté cerca de las diez de la mañana y no hice más que deambular por la casa. Quise escabullirme cuando vi al señor Peter acercarse por uno de los pasillos. Él hablaba con otro hombre sobre alguna especie de objeto desaparecido en la noche.

—Me salvé —susurré abriendo alguna puerta y adentrándome en esa sala hasta ahora desconocida para mi.

La mansión no era un lugar en el que había explorado mucho, dicho sea de paso. Los últimos días los había pasado con mi esposo en su oficina. Y de eso, una semana. ¿Cómo podía ser que mi vida matrimonial apestara solo en la primera semana de matrimonio?

"Si tienes que forzarlo, no funcionará." Me habían aconsejado una vez, claro que en esa ocasión Melissa hablaba sobre alguno de mis crushes, a los cuales adoraba esporádicamente.

Tan ensimismada me encontraba revolcándome en mi miseria que no noté al señor Peter deteniéndose justo frente a la puerta de la habitación en la que me había introducido. Su sombra se traslucía por uno de los pequeños cristales que dejaban entrar luz a la estancia.

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