Capítulo 3

1K 78 11
                                    

Bulma

Llegué a mi casa, me vine a pie, como era normalmente de costumbre. Deje mi mochila encima de una de las sillas cerca de la puerta. Y me encamine hacia la cocina a ver que había de comer, llegué, y empecé a ver entre las ollas si ni padre habría preparado algo. Nada. Absolutamente nada. Fije mi vista al refrigerador, lo único que había era una zanahoria completa, una caja de leche caducada, y un plato de pan mordido.

— Ese pan es mío.

Deje de ver lo que había en el refrigerador, para voltearme y encontrarme con mi padre.

— Buenas tardes, padre.

— Tendrás que esperar que vuelva de comprar.

— ¿Adonde vas?

— ¿No es obvio? A comprar.

— Claro.

El agarró el pan que vi minutos antes, se fue mientras lo comía. Salí de la cocina y me dirigí al comedor, saqué mis cuadernos de mi mochila, y empecé a hacer mis deberes escolares. Matando el tiempo en el que el llegaba con comida.

(•••)

— Diez y media.. muero de hambre.— se quejó mientras su barría rugía por milésima vez, se recostó en la mesa cerrando por un momento sus ojos. - ¿A donde se fue ese hombre?

Guarde mis cosas de donde las saqué. Me iba dirigiendo a las escaleras para subir a mi habitación, pero en el momento que iba pisar el primer escalón, el sonido de unas llaves llamó mi atención. Me voltee a ver atrás, la puerta se abrió de golpe. Era mi padre. Subí rápidamente todos los escalones restantes, para quedar en la segunda planta de la casa.

— ¡Bulma! ¡¿Dónde esta mi comida?!

"Está ebrio" pensé, asome mi cabeza a la primera planta disimuladamente.

— ¡Bulma! ¡¿Donde estás?!

Un miedo me invadió, oculte mi rostro cuando mi padre miró con dirección a las escaleras. Rápidamente, me encamine a mi habitación, a encerrarme y esconderme entre las sábanas con un temor, que estaba por los cielos.

— ¡Bulma!

Los escandalosos gritos de mi padre eran como ecos en toda la casa. Y sus pasos retumbaban en el piso, dando a indicar que se estaba acercando.

Fuertes golpes se oyeron al otro lado de la puerta.

— ¡Bulma! ¡Abre la maldita puerta!

Fingí estar dormida, cubrí todo mi cuerpo hasta la cabeza, dando la espalda a la puerta.

— ¡Se que estás ahí!

De pronto, un fuerte golpe impactó contra mis oídos. Él había tumbado la puerta. Me levanté rápidamente a ver lo ocurrido. Lo miré.

— ¿Que.. que sucede? — hablé en un hilo de voz debido a los nervios que comencé a tener.

— No te hagas la tonta. Tu no estabas durmiendo.

— Si lo estaba, hasta que el sonido de la..

Me vi interrumpida debido a que mi padre había golpeado la pared.

— ¡No mientas! ¡Eres una mentirosa!

— Yo.. yo..

— ¡Cállate! ¡No digas nada! Maldita mocosa.

Me aferré a las sábanas que tenía. ¿Ahora que iba hacer?

— ¿Dónde está la comida?

— Tú.. tú dijiste que irías a comprar comida cuando yo vi que no..

Apuesta Mal HechaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon