"El solo de Mía parte III"

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Nueve meses después

Yuzu llevaba casi dos horas despiertas y con su hija de casi tres meses en sus brazos. Mei dormía muy tranquila a su lado mientras ella disfrutaba de su nuevo retoño. Tampoco tenía intenciones de despertar a su mujer, quería ser egoísta y disfrutar a su bebé un rato ella sola, que si Mei se despertaba lograba que con un montón de caras y cosquillas la pequeña se olvidara de su rubia madre y empezara a divertirse con la morena. Además amaba cuando Ellie se pegaba de esa forma a ella, esa forma que le hacía recordar a Mei o a Mía, esa forma tan necesitada, como si le faltara el aire si no estuviera en contacto con su madre.

- Eso es porque eres mi tercera mujer especial – susurró la empresaria acariciando con su pequeño dedo la naricita de su hija.

Elli abrió los ojos aún más grandes y miró directo a la rubia. Yuzu leyó a la perfección una enorme cantidad de adoración reflejada en esos pequeños ojitos. Ellie miraba a Yuzu como si la rubia pudiera darle el Universo entero – Te amo amor de mi vida – volvió a susurrar Yuzu – Amo todo en ti – agregó – Amo tus perfectos ojitos iguales a los de tu mami, amo tu perfecto cabello color del sol, amo tus perfectas manitos – la pequeña tenía un dedo de Yuzu atrapado en una de sus extremidades – Amo tu perfecto y tan mordisqueado por tu otra madre traserito – era imposible no retar a Mei cuando la empresaria mandaba a la morena a cambiar a su hija y ratos después la niña seguía desnuda y con la marca de dientes de su madre en su pequeña colita – Amo tus perfectos piececitos con todos sus perfectos deditos – Yuzu besó cada parte nombra disfrutando de los sonidos que hacia su hija por el gesto – Pero más amo tu perfecto y hermoso wiwi – Definitivamente era una de sus mujeres especiales – Les vas a dar a tu mamá y a tu hermana Mía una gran competencia mi pequeña – Claramente y como lo había anunciado la babosa tía Matsuri Ellie venía cargada por esos lados. El gen Raron se había esparcido y ahora según la demonio la familia Aihara Okogi tenía una nueva portador del poder, una "raroncita tercera".

Yuzu besó a su pequeña nuevamente y miró a la mujer que dormía a su lado. Una Sonrisa previa para después con su mano libre, más bien con las uñas de su mano libre, acariciar la espalda desnuda de la chica – Sabes Ellie – le habló casi en silencio a su hija – Este remolino que tiene tu mami Mei aquí – Yuzu acarició toda la espina dorsal de su esposa, desde el cuello hasta donde empezaba la cola para luego detenerse en un pequeño remolino de bello que se le hacía a Mei en la curva de la espalda – Es la misma que tienes tu y que tiene Mía – Yuzu puso a su hija boca abajo y acarició el pequeño remolinito - ¿Ves? – Volvió a dar vuelta a su pequeña pero esta vez se la sentó enfrentada a ella. Yuzu rió cuando los ojos de la bebé fueron directo hacia su pecho - ¿Tienes hambre mi glotoncinta? – Por si le había quedado alguna duda la niña tiro varios manotones en dirección a su fuente de abastecimiento. La sonrisa de la empresaria no hacía más que crecer y no demoró en darle a su hija lo que quería.

Yuzu miró el reloj y suspiró nuevamente, le quedaban pocos minutos para que su paz se terminara y las actividades del día abrumaran el momento perfecto. Su mirada volvió a su fuente de felicidad que ahora torturaba su pecho sin dejar duda de su hambre - Estoy tan enamorada de ti mi tesoro – le dijo babeando – Ya se que soy un poquito egoísta al quererte solo para mi, pero el resto del tiempo tengo que competir con tus hermanas por tu atención – y eso no era lo peor – Y lo peor de todo es competir contra tu madre, la tienes a ella en frente y es como si yo no existiera – Yuzu apretó sus labios para no reírse de su propia mentira. Ellie era como Mei y como Mía, si Yuzu estaba en una habitación esas tres solo tenían tiempo para ella. - Por eso te estoy aprovechando ahora – contó haciéndole cosquillas a uno de los piececitos de la pequeña.

Yuzu suspiró y sintió a Mei moverse a su lado. Reojeó a la morena para asegurarse de que no estuviera haciéndose la dormida. Tuvo que aguantar la risa cuando se dio cuenta que Ellie también miraba a su madre – Ellie ¿Quieres que te cuente un secreto? – le susurró Yuzu a su pequeño amor – Cuando le dije a esta morena que está aquí, que es tu otra mamá que te íbamos a tener pensé que lo primero que iba a hacer era correr lejos, lejos y lastimarse por algún lado, pero no lo hizo – afirmó Yuzu sonriéndole a su hija.

Citrus: No-Soy-Para-Tí G!PWhere stories live. Discover now