Amar a Jason - Ella Maise (Phoebe)

74 6 4
                                    

Este libro es para todas aquellas chicas que se enamoraron de un niño cuando eran pequeñas y sentían mariposas en el estómago cuando lo veían.
Y, vaya…, si el chico no te correspondía, ¡menudo idiota!

Mi madre era una mujer tierna y compasiva, tan buena que parecía que tenía el corazón de brillante oro líquido. Había oído cómo mi abuelo se lo decía innumerables veces por soportar a mi padre, así que debía de ser cierto; o eso pensaba con mi mente infantil. Aunque mi madre tenía también una parte que la hacía volverse salvaje, ya que protegía ferozmente a los que consideraba parte de su familia.

En general, en aquella época creía que era difícil ser niño,
pero tener una madre como la mía hizo que todo me resultara un poco más fácil. Por eso siempre he querido ser como ella.
Quería hacer felices a las personas, que se olvidaran de sus preocupaciones durante un tiempo, ser su sol como ella era el nuestro.

Según me habían contado mis padres unos días después de que me trajeran del hospital a casa, les había dicho que habrían debido devolverme al lugar en el que me habían encontrado, junto a los contenedores de basura.
¿Os lo podéis creer? Mi querido hermano mayor…

Aunque adoraba a mi madre, era evidente que no siempre tenía razón.

¿Jason? ¿Jason qué?
¿Mariposas? ¿Esos pequeños aleteos que sentía en el estómago eran aleteos de mariposas? ¿De los que me había hablado mi madre? Sin duda lo parecían. Miles de mariposas ¿Eran las mismas que había sentido mi madre cuando conoció a mi padre?
¿Cómo se apellidaba ese niño?
Quería —no, tachad eso—, necesitaba llevar su apellido.
Y no al día siguiente ni diez o veinte años después.
Necesitaba que sucediera ese mismo día, justo en ese momento, para ser exactos.

Peque, creo que tienes un nombre muy bonito. Es difícil que cualquiera se olvide de un nombre como Olive. También son muy bonitos esos ojos verdes que tienes. Así que diría que el nombre te queda perfecto.

—Ya que te gusta mi nombre, ¿te gustaría casarte conmigo?
—solté a bocajarro.
Se puso rojo y abrió y cerró la boca varias veces.
—¿Qué? —dijo finalmente, riéndose.
Me encogí de hombros.
—Mi padre no quiere que me case hasta dentro de por lo menos treinta años, pero creo que no deberíamos esperar tanto.
Así que dime: ¿podemos casarnos antes?

Jason.
Nuestro nuevo vecino, el de los hoyuelos. Me había tocado.
¡Oh…!
Estaba casi segura de que él también se había enamorado de mí. Es decir, si no fuera así, ¿por qué me había sonreído, me había mirado a los ojos y me había tocado?
¿Verdad?
¡¿Verdad?!

Mi corazón se rompió en pedazos; de repente pensé no podría soportar ver a Jason por la mañana. No podía soportar dormir en la habitación de enfrente.

Lo peor era cuando lo miraba y me lo encontraba sonriéndome; yo sabía que eso no significaba nada en absoluto.
Quizás nunca hubiera significado nada.

Estaba llena de vida y tenía los ojos verdes más hermosos y cautivadores del mundo. Ricos en matices y vivaces. De esos en los que te permites ahogarte cuando los miras. Sabía que algún idiota le rompería el corazón muy pronto, pero yo no estaría allí para protegerla junto con su hermano. No estaría con las personas a las que consideraba mi familia. Estaría en Los Ángeles viviendo en una casa desconocida con un extraño al que llamaría papá y al que nunca había tenido la oportunidad de conocer. Durante un segundo, me pregunté si se estaría culpando de la muerte de mi madre. Sin duda no había estado cuando su presencia podría haber supuesto una gran diferencia. Quizá el final no hubiera cambiado, quizá hubiéramos terminado en la misma situación, unos años más tarde, pero nunca lo sabríamos.

Al final, las elecciones que ellos habían hecho estaban cambiando mi vida.

—¿Recuerdas lo que te dije la primera vez que nos vimos?
—Sonrió; sus ojos brillaban como los de su hija—. Siempre serás bienvenido aquí. Eso nunca cambiará. Los Ángeles no está tan lejos; espero que vuelvas cuando quieras o necesites hacerlo. ¿Lo has entendido?
—Sí. —Asentí—. No sé cómo agradecerte todo lo que has hecho por mí, todo lo que has sido por mí.
—No necesito agradecimientos, Jason. Solo quiero que vuelvas de vez en cuando con nosotros.

Frases del Olimpo. Vol2Where stories live. Discover now