7-LA CENA ESPERADA

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–Me agrada tu actitud... pues mira yo siempre he vivido en mi casa, tu casa – corrigió en un acto de amabilidad– desde que uso conscientemente mi memoria y un poco antes, pero mi padre era de Jalisco– (Ah, eso explica el aspecto rudo) –mi madre, mi hermana y él vinieron a la capital para seguir el sueño de mi papá de ser pastelero, luego nací yo ,crecí viendo toda mi vida como mi papá sacaba adelante el negocio de la pastelería, viendo como innovaba, creaba y le ponía empeño a todo lo que hacía, con el tiempo yo fui aprendiendo el negocio y ahora trabajo felizmente ahí en la pastelería– Hizo una pausa para tomar un sorbo de vino, mientras ella me contaba todo esto yo terminé de servir la comida, puse una lista de reproducción de música que empezó con la canción de Imagine Dragons llamada ¨It's Time¨®– ¿Qué me puedes decir de ti? ¿Cómo era tu vida antes de trabajar en la escuela?

No pasé desapercibido que no me mencionó cuales eran sus planes a futuro, pero no mencioné nada, su razón tendría para no decirme nada al respecto, quizás y si todo saldría bien esa misma noche me vendría enterando de todo.

Dijimos ¨provecho¨ al unísono y luego contesté a su pregunta:

–Pues la vida era bastante buena, iba a la escuela, jugaba y conforme fui creciendo a mi vida entró mi mejor amigo, Neall, y pues después de eso tuve que dejar la escuela y ponerme a trabajar, así es como conseguí mi actual puesto en la escuela– Mientras yo le decía esto observé que ella ya había terminado su spaghetti y estaba comiendo su filete con gusto (Parece que no me quedo nada mal la comida y que ella como se dice aquí *es de buen diente).

– Esa fue una versión bastante resumida, me agrada– noté que ella comprendió que no tenía ganas de entrar en detalles, al menos no aún en esa parte de la noche, por lo cual no me reprochó nada si no que continuó indagando– ¿Por qué empezaste a trabajar? Claro, si se puede saber– Fue amable a la hora de preguntar y luego le dio un sorbo a su vino, vaya que estaba disfrutando la comida, fue como cuando a mi perro que tenía de niño le daba una carnaza, no planeaba soltarla por nada, claro que Cristina se veía mucho menos salvaje.

–Pues mira, mi madre que en paz descanse enfermó demasiado y su tratamiento era caro, mi padre en ese momento no tenía mucho dinero y pues yo tuve que aportar a la casa; después de que mi madre falleció cada quien tomó su camino y yo decidí quedarme en la escuela, después de todo los festivales de primavera no se hacen solos- Tomé un sorbo de vino y comencé a cortar mi filete.

–Lamento escuchar eso– Comentó Cristina con una cara apenada y en un tono comprensivo, creo que no debí contarle eso, esperaba no haberla incomodado.

–No te preocupes, la muerte es algo natural en las personas y pues, aunque amé mucho a mi madre sé que ahora está en un lugar mejor, lejos del sufrimiento, o eso quiero creer que es lo que ella se merecía– Le dirigí una sonrisa para quitarle la tensión al momento.

Ella había terminado de comer, recogí su plato y no perdí tiempo para servir mi especialidad que eran los postres; en esta ocasión las elegidas fueron fresas con crema que estaban tan buenas que si las fresas hablaran me habrían mandado halagos por hacerlas tan preciosas, bonitas, hermosas, deliciosas em... em... ¿Freciosas?

Mientras mi mente divagaba en si Freciosa debería ser agregada al diccionario Cristina me hizo volver a la realidad cuando habló.

–Yo también perdí a mi madre, ella murió cuando me tuvo ya que era un embarazo de alto riesgo, mi padre siempre me dijo que ella me regaló su vida, de niña esto me hacía sentir mal pero conforme fui creciendo entendí la belleza de esta frase, tal vez no es lo mismo pero creo que puedo entender hasta cierto punto cómo te sientes– hubo un pequeño silencio incómodo y ella volvió a hablar– pero vamos, aunque estoy segura que ambos amamos de sobremanera a nuestras madres tengo la sensación de que deberíamos cambiar de tema a uno que sea un poco menos apto para hacer que las lágrimas corran– Cuando terminó de decir esto hasta su postura cambió y se permitió soltar un leve suspiro como para liberar un poco de esa válvula de emociones– sé que fuiste tú el que dio la idea de ir disfrazados de gallina a los niños el año pasado y como mi hermano se veía muy tierno sólo por eso te lo agradezco.

Memorias de un corazón torturadoWhere stories live. Discover now