Willy

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Fargan, Alex, Mangel...

Repetía uno a uno los nombres de los que alguna vez fueron sus amigos. Se hallaba en la noche, la luna de sangre respladencía en todas las casas dando a entender el peligro que provocaba ella.

Las únicas armas eran una espada y su escudo, ambas fieles compañeras de guerra. Los zombies salían de la tierra, algunos con armaduras, otros con objetos en sus manos.

Tras una dura batalla contra ellos, logró dirigirse a su casa, pero fue un gran error. Toda esta estaba rodeada de esqueletos, arañas, zombies y lo menos deseable: Creepers.

Sin embargo, el no se rendiría así, tenía que entrar a su casa costara lo que costara.

Una flecha al aire bastó para llamar la atención de los mobs, quienes gruñendo, se acercaron lentamente hacia él.

Al principio todo era fácil, pero en unos minutos la situación se complicó. Rodeado de aquellos mobs, una telaraña lo inmovilizó vulnerabilizándolo.

Acto seguido, los zombies se abalanzaron contra él, mordiendo sus hombros, brazos y cuerpo. A punto de perder la fe, un explosivo voló por encima de su cabeza y todas las criaturas salieron disparadas junto con él.

—¡VENID A POR MÍ, PUERCOS!

¿De quién más se trataría esa voz y esas palabras que no fueran de Auron?

—Venga Willy, levántate.

—Gracias Auron...

Con dificultad, el albino se levantó del suelo agarrándose del cuerpo de Auron.

—Vete a tu casa que estás muy débil para seguir luchando.

—¿Y tú?

—Unos niveles de experiencia no estarían nada mal.

Él corrió hacia su casa en forma de árbol, para luego empujar las puertas con fuerza y cerrarlas desesperado. Lo había logrado, había salido del infierno de la luna de sangre. Tomó una bocanada de aire bastante grande, se giró para ver su bonita casa pero un cofre interrumpió la "ceremonia".

Sin nada más que hacer, lo abrió. Adentro de este había un libro rojo, bastante parecido a los de la Hermandad. Tenía un escrito en la contraportada que decía "importante" en mayúsculas.

Miró para todos lados, asegurándose de que nadie o nada lo estuviera observando. Observó por última vez la tapa del libro, para luego abrirlo.

Las únicas dos hojas del libro estaban tapadas de escritos, símbolos e garabatos hechos con bolígrafo rojo, algunas manchas de polvo impedían leer con claridad las palabras y letras, pero aún así, el albino leyó lo que pudo.

Necesito tu ayuda.

Eres la única persona en la que confío, mi única esperanza.

Mañana, tan temprano como puedas.

-L

Cerró el libro, pensó primero en Rubén, el único miembro de la Hermandad amigo que le quedaba, pero su letra no era así.

Luego en Samuel, tal vez él pudo haber sido. Todo estaba tomando sentido en su cabeza, hasta que vio la L que dio el punto final.

Luzu, era él, el castaño requería de su ayuda.

Subió por su ascensor al segundo piso, todo estaba como lo había dejado durante 4 días fuera de su casa. Tiró su gorro al suelo, se sacó la sudadera quedando solo en una camiseta de tirantes y se lanzó a su cama.

EVIL - KarmalandWhere stories live. Discover now