Fargan

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Un día más en la tranquila Karmaland, el sol refulgía, los pájaros cantaban, las flores ofrecían su pólen a las plantas, vamos, que el día era brillante.

Habían 4 personas dando vueltas por la ciudad: Willy, Mangel, Alex y Fargan.

Miraban como los precios subían, otros bajaban, de vez en cuando se metían en una tienda, en fin. 

Sin embargo, no contaban con la presencia de un integrante más; Luzu.

Su fortaleza cambió por completo, todo era oscuro y sombrío, corrientes de lava caían por las resistentes murallas que aislaban al castaño. Y él, estaba agachado en una esquina de su casa, abrazando sus piernas.

Hace 4 días que no salía de allí, no comía, no bebía, no dormía, únicamente lloraba. Confió en todos ellos, en Mangel, en Lolito, en Auron, pero se lo estamparon en la cara.

No se sabía nada de él, tampoco se iban a atrever a entrar en su escalofriante vivienda, por lo que era mejor dejarlo ahí hasta que cambiara de opinión.

Una vez más, las lágrimas corrieron por sus mejillas, gritando de tristeza, recordando uno a uno los gritos de felicidad por parte de Lolito.

Como Vegetta leía el voto decisivo, el que le daría la victoria o a Cerdus Gil, o provocaría un empate, o la que resultó la peor de todas y la ganadora, Lolito.

Como le ponían el traje de alcalde a Lolito, le daban la insignia y la llave del pueblo, como Mangel y Alex corrían para celebrarlo, eran recuerdos desgarradores.

Sus llantos cesaron cuando tocaron las puertas con escáner, no se podía ver con exactitud quien era, pero por las ventanas rojas se pudo ver a alguien con un sombrero. Y quién más llevaba sombrero que no fuera Willy.

—¿Luzu, estás ahí? —habló el albino.

No dijo nada, se quedó observando las puertas mientras eran tocadas por Willy.

—¿Luzu, estás bien, te ocurre algo? —preguntó subiendo un poco su tono.

Rápidamente el castaño secó como pudo sus lágrimas, trató de peinarse un poco su cabello y abrió las puertas.

—¿Qué tal, Willy? —hizo como si nada de lo anterior hubiese ocurrido.

—Joder, ya me tenías preocupado. ¿Qué te pasó?

—Este... me quedé un poco dormido. —mintió.

—Ajá, haré como que te creo. —contestó Willy.

—¿Para qué me llamas?

—Te invitamos a ir a una fiesta que se hará en un club del pueblo, será a las 7:30 pm si es que quieres venir.

—Vale, muchas gracias Willy.

—De nada Luzu, que te vaya bien.

El castaño miró fijamente como el albino caminaba hasta la fachada de su fortaleza, cuidando de que no hiciera nada extraño, hasta que finalmente cerró las grandes puertas rojas de su fortaleza.

Willy se fue con una sonrisa en su rostro, después de varios días logró establecer un contacto con Luzu después de las elecciones, y aparentemente, estaba más feliz que nunca.

Regresó con los chicos, quienes amigablemente conversaban sobre la fiesta para recibir a Lolito. Aún le sentaba mal que Luzu no hubiera ganado, sinceramente todos esos meses de esfuerzo, sudor y trabajo merecían que él fuese el alcalde.

—Bueno Willy, ¿listo para la fiesta? —preguntó Mangel.

—Más que nunca, Mangel.

EVIL - KarmalandWhere stories live. Discover now