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Cuando Liam despertó, se sentía como nuevo. Había dormido como Dios mandaba y, para su suerte, no trabajaba ese día. Podría aprovecharlo al máximo.

Quizás trabajaría desde su casa, la limpiaría, saldría a almorzar. Todo un día para disfrutar en paz.

Salió de su cuarto en boxers, no pensaba ponerse más ropa de la necesaria, y caminó hasta la sala encontrándose al cuarto impecable.

—Al final fue todo un ridículo sueño. — murmuró con una sonrisa de alivio puro antes de meterse de lleno en la cocina, encontrándose a Zayn luchando con la hornalla para prenderla.

A la mierda su día de calma.

Liam exhaló decepcionado y, arqueando una ceja, tomó a Zayn de la camiseta con sus dedos llevándolo al baño.

—¿Qué haces?— inquirió el pequeño mientras era depositado sobre el lavamanos. Liam tapó la cañería y abrió la canilla de agua caliente.

—No quiero que andes por mi casa todo mugriento, así que te darás un baño mientras lavo tu ropa y hago el desayuno. — espetó con poca simpatía Payne, no se sentía muy alegre de tener que mantener a un ¿Parásito? En su casa. Zayn bufó y se desvistió totalmente avergonzado antes de quedar en mini boxers.

No iba a desnudarse ni loco frente a ese amargado.

Liam blanqueó los ojos y los tapó con una mano mientras tenía la otra. Sintió como el pequeño ponía las telas sobre su Palma y suspiró antes de salir del baño y caminar hasta la cocina. Todo era tan ridículo, incluso gracioso si se era optimista, pero él no era ningún optimista y se encontró rápidamente gruñendo sobre la tontería de estar lavando ropa del tamaño de una muñeca en el lavamanos de la cocina.

Al final, con la tontería, había preparado un café en un dedal y en trozo de cartón algo de pan y galletas. Migajas, en realidad.

Pero sí, se estaba esforzando mucho sin razón, y es que muy dentro suyo le causaba ternura el cuidar de un ser tan pequeño. Como cuando era un niño y cuidaba de su hámster, pues casi lo mismo.

Al cabo de un rato entró de vuelta al baño, encontrándose con Zayn tapado hasta la cabeza con papel higiénico. Que cosilla más ridículamente tierna.

—¡No entres así! Estoy desnudo. — gruñó el pequeño y Liam se encogió de hombros mientras secaba la ropa con un secador de cabello. Zayn sonrió, agradecido, tomando aquellas telas calentitas, y Payne volvió a dejarlo solo.

Cuando se sentó en la mesa de la sala para desayunar, vio a Zayn acercarse. Era cómico verlo luchar por subirse a la silla y luego a la mesa, apenas si alcanzaba, pero en el rostro del pequeño apareció una sonrisa de alegría al ver las mini tostadas con galletas y el dedal con café.

—Gracias por esto... — dudó el pequeño.

—Liam Payne, me llamo Liam. — habló el empresario, tomando un sorbo de su propio café.

—Oh, gracias. —murmuró y se sentó en la mesa, comiendo desesperadamente.

Liam lo analizó con los ojos, siendo cualquier cosa menos disimulado y es que no entendía cómo era que tenía a un chico de 15 cm en su casa. Cómo es que había dormido entre algodón, se había bañado en un lavamanos y además tomaba café en un pote de metal del tamaño de una parte de un dedo meñique.

¿Cómo se suponía que razonaría eso?

Zayn lo miró de reojo y suspiró dejando la comida de lado. — No sé como volver a la normalidad si es lo que te preguntas, y mucho menos me acuerdo de la vieja que me hizo esto. — gruñó, cortándole el flujo de ideas al castaño, y Liam exhaló masajeando su sien.

Cuidando a un Mini Zayn [Ziam]Where stories live. Discover now