Llevó la flauta a sus labios y entonó una melodía suave y tranquila.

Su mirada se había vuelto a posar en el camino donde se había despedido del soldado y sin darse cuenta, el tono de la melodía se había vuelto más lento y melancólico. Varios pájaros se habían posado en las ramas del árbol y una familia entera de conejos se había situado debajo del tronco para escuchar mejor el sonido de aquél instrumento.

Después de unos minutos, unos gritos lejanos se empezaron a escuchar.

—¡Vuelve aquí pequeño mocoso!

El sonido de la flauta se detuvo en seco.

Alguien estaba a punto de adentrarse al bosque.

Por el sonido de las pisadas, Wei WuXian dedujo que eran solo dos personas, pero al escuchar una voz conocida bajó del gran árbol de un salto y se acercó hacia la barrera mágica.

—¡Ya te tengo, escoria!

Lo primero que vio Wei WuXian al traspasar la barrera del Bosque SanRen fue un niño con su cuerpo bastante golpeado tumbado en el suelo. El panadero lo había agarrado del cabello y lo obligó a levantar la cabeza, dispuesto a darle otro golpe con el puño.

—Es hora de que aprendas la lección.

Rápidamente, antes de que el hombre mayor golpeara de nuevo al pequeño, Wei WuXian cogió una hoja del suelo y pronunció un corto hechizo, transformando la hoja en un pequeño cuerpo con forma humana. Sus ojos se tornaron de color rojo y lanzó el papel hacia el puño del panadero, quien al sentir el contacto su mano empezó a arder e intentó despegar el papel de su mano.

Wei WuXian aprovechó y cogió en brazos al pequeño niño que no había dejado de temblar ni de llorar.

—¡Quítamelo! —suplicó el mayor.

Al ver los ojos rojos del cultivador y su rostro enfurecido, el cuerpo entero del humano sintió un escalofrío, se levantó y corrió de vuelta hacia el reino mientras gritaba intentando quitarse el papel de su mano.

El menor se aferró a la ropa de Wei WuXian e intentó cesar su llanto para no molestarlo.

—Tranquilo... Ya paso... —intentó calmarlo mientras acariciaba su cabeza.

—¿Vamos a dentro, sí? Él no volverá nunca más.

Wei WuXian caminó hacia el bosque y sintió cómo la cabeza del pequeño asentía sobre su regazo. Una vez dentro, había notado que el menor estaba haciendo el mayor esfuerzo posible para no llorar. Lo alejó un poco y apartó el pelo que ocultaba su rostro golpeado, sus mejillas estaban hinchadas y rojas de llorar y su boca se había convertido en un puchero intentando silenciar su llanto.

Wei WuXian no pudo evitar sonreír cálidamente.

—Sabes... Esta bien llorar de vez en cuando, no hay necesidad de fingir ser fuerte. —dijo mientras acariciaba su pequeña mejilla.— Además, tener a tu lado a alguien que te aprecia es...

A-Yuan miró atento al cultivador, pues su rostro se había apagado un poco cuando intentó terminar la frase. 

—No es nada... ¿Lo único que importa es que no has de fingir delante mía, está bien? 

Loyal Knight.Where stories live. Discover now