—Vaya soldados más arrogantes... —se quejó mientras se marchaba del lugar.

Una vez su silueta desapareció entre la gente, Lan WangJi volvió a dirigirse hacia el niño. Se agachó para quedar a su altura y cuando fue a acercar su mano para ayudarlo, el pequeño se alejó arrastrándose y volvió a esconder la cabeza entre sus brazos.

 Por la reacción, Lan WangJi sabía que las palabras no servirían, así que sin avisar cogió en brazos al niño, quién pateó varias veces intentando huir fracasando en el intento. Llevó una de sus manos a la pequeña cabeza y la acarició suavemente.

—Tranquilo. Todo está bien.

Al escuchar la cálida voz del mayor, el pequeño dejó de moverse. Con sus temblorosas manos agarró la vestimenta del soldado y comenzó a llorar. Todos los ciudadanos comenzaron a observar la escena, haciendo todo tipo de comentarios, así que Lan WangJi caminó hasta adentrarse a un pequeño callejón, seguido por su yegua.

Después de unos largos minutos el sollozo del menor se hizo apenas audible y el soldado lo sentó en una de las cajas de madera que había en el callejón. Sus pequeños mofletes estaban hinchados y sus ojos un poco rojos al haber llorado. Parecía cómo si el menor hubiera estado reteniendo un gran peso en su interior y simplemente ya no había podido aguantarlo.

Lan WangJi se acercó a una de las bolsas que llevaba la montura de la yegua y sacó una pequeña bolsa blanca con detalles azules junto con una manzana. Volvió a acercarse al menor, quien lo había estado observando mientras su respiración volvía a regularse y al ver la manzana sus ojos se iluminaron, pero lo que provocó que se viera más vivo no fue la comida, si no el recuerdo que le causó.

—Cultivador... Ren... —susurró mientras cogía la manzana.

¿Wei Ying?

—¿El bosque SanRen? —preguntó el soldado.

El niño lo miró un poco asustado y rápidamente cogió la manga del mayor.

—¡N-No vaya! 

Lan WangJi mantuvo una expresión tranquila.

—Tranquilo, soy... amigo del cultivador.

—¿N-No lo m-matará? —tartamudeó.

El soldado negó con la cabeza y la expresión del menor se relajó, pero tan pronto como se tranquilizó volvió a preguntar un poco nervioso.

—¿N-No me matará?

El rostro de Lan WangJi era serio, pero sus ojos se tornaron cálidos de cierto modo.

¿Cómo era posible que ese niño se pareciera tanto al cultivador?

—No lo haré. Esto es para ti. —le entregó la bolsa.

Al ver lo que contenía, los ojos del menor se agrandaron sorprendido y rápidamente volvió a mirar al soldado.

—¿Es rico? —preguntó debido al asombro.

Una leve y apenas notoria sonrisa apareció en el rostro del mayor. Acto seguido volvió a acariciar la cabeza del menor y dijo.

—Si tienes algún problema o tienes hambre, busca a un guardia real y dile que estás buscando a Lan Zhan.

Una vez dejó de acariciar su cabello, salió del callejón y volvió a dirigirse hacia el palacio.

Por otro lado, el pequeño no pudo evitar sentirse triste al ver la figura del guardia real desaparecer. Miró la manzana y volvió a posar su mirada hacia la dirección por dónde se había ido el soldado y no pudo evitar sonreír, pues el mayor había pronunciado la misma frase que el cultivador.

Loyal Knight.Where stories live. Discover now