Capítulo 2

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Los sábados a la mañana el consultorio de la doctora Payne tiene pocos pacientes, por lo tanto, el tiempo de espera lo utilizo para hacer tarea mientras como galletas de chocolate que hice el fin de semana pasado. Son deliciosas. Debí hacer más porque este era el último lote que quedaba.

De repente mi celular deja de reproducir música y vibra como loco por una llamada entrante. Verifico de quién se trata primero porque no quiero quejas laborales de Clover o avisos rápidos de Brody antes de entrar a mi sesión de terapia.

—Estoy ocupado en este momento así que lo que tengas que decir, dilo rápido.

—Ah, lo siento Mason, puedo llamar más tarde.

—Liam, manda un mensaje con lo que debes decirme.

Pensé que todo había quedado en un nos vemos mañana cuando me dejó en casa y luego se fue a la suya.

—Sí, ahm, ¿qué tal si te llamo más tarde? No entorpeceré nada, ¿verdad?

—Como quieras.

—Bien, hablamos más tarde.

Eso fue raro. Podría enviar un mensaje diciendo lo que quería y ya.

—Mason, adelante —dice mi terapeuta, saludando desde la puerta de su consultorio ya que hace un mes que no nos vemos.

En el interior, la luz natural entra como manantial sobre los muebles. Tiene el equilibrio perfecto entre una sensación relajante e intimidad.

Me ubico en mi sofá preferido, no tan mullido, perfectamente alineado con el de ella y no tan cómodo para dormirme como sí es posible en el diván del costado. La primera vez me ubiqué ahí y casi termino en un coma de sueño porque aparte de que me trajo Brody a la rastra la primera vez, no hallaba nada que decirle a ella.

—Esta bien, nuestra última sesión fue en agosto, así que, cuéntame qué tareas tenías que hacer y si hubo algo nuevo más allá de eso.

—Lo más importante era no meterme en problemas de ninguna especie en la escuela, seguir con los ejercicios de relajación cuando sintiera que es necesario, practicar deporte y recuperar el cuaderno del pasado. —Rasco mi barbilla—. Esa ultima parte no pude hacer.

—Cuéntame lo demás, comencemos por lo que sí conseguiste.

—Sigo manteniendo mi trabajo en Kwik Fill, no me metí en problemas en la escuela, aunque tampoco hice amigos u otras cosas... bueno, no exactamente, pero esto fue muy reciente.

Liam fue algo sorpresivo, pero tampoco puedo decir que es un amigo. Lo de Markov no es mi culpa y no es como si hubiera hecho algo al respecto ya que para mí es un insulto que se lleva el aire el intento de humillación de la otra vez. Por favor, desde los nueve años que tengo mierda encima de mí por culpa de mi loca familia, ya estoy más que habituado a casi todo.

Al ver que me quedé callado pensando, la doctora anota unas cosas en su libreta.

Genial, ahora debo hablar de eso.

—En la escuela las cosas iban bien hasta que apareció este chico —comento—. Parece que quiere acercarse a mí, no lo sé, es una cuestión que no he profundizado del todo. Sí puedo decir que me molesta esa cercanía. No tanto como para echarlo lejos, por supuesto.

—¿Te molesta el chico o su actitud?

Muerdo mis labios repetidas veces antes de dar una respuesta.

—Su actitud, el chico está bien —hablo, volviendo a sentarme erguido porque estaba casi acostado en el sofá—. No es la primera vez que lo veo. Llamó mi atención desde que lo vi por ahí con algunos compañeros.

1# Close to heartWhere stories live. Discover now