3-. 31 de enero

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2019, enero, 31.
Un capítulo de mi historia casi a medianoche termino.

A las 23:30 esto escribo:
Son unos billetes de avión.

Fue el momento en el que en realidad me decidí.
Supe que quería no diseñar, sino escribir.

Cuando puse mi dedo sobre el botón "publicar".
Finalicé algo que no sabía cuántas veces revisar.

Estuve diez horas ese día sin detenerme.
Transcribiendo mensajes que logran emocionarme.

Muchos meses más tarde comprendí mi error.
Fuera familia por escribir, luego fue un horror.

Por otro lado, en el aspecto emocional
cada palabra que escribí fue vital.

Cuando acabé a dormir me fui satisfecha
Porque esa parte de mi propósito estaba hecha.

Escribí a toda velocidad.
Y creo que, aun así, con mi característica calidad.

Quise a mi mejor amiga felicitar ahí.
Porque cumplía dieciséis y me apoya también aquí.

Y con la confianza
Que genera una justa auto-alabanza.

Me dormí y no sé qué soñé,
aunque segura estoy de que descansé.

Fue el final de una creencia,
y el principio de miles de experiencias.

Porque además de gustarme,
entonces comprendí que a eso puedo dedicarme.










31 de enero, 2020.
Aún tengo el final de mi historia pendiente.

Esta mañana empezó dándome cuenta
de lo mucho que ha avanzado en un año esta cuenta.

Al despertar tuve mucha sobre-activación,
y por eso a mí misma me di atención.

Gracias al silencio fácilmente medité,
y empecé bien el día porque me calmé.

Luego, fiel a mi pagana fe oré
y a en los que confío la comida ofrendé.

Mientras pan con tomate desayunaba
con mi familia pacíficamente hablaba.

La rodaja de tomate que me serví
tenía en sí alas de ángel, según vi.

En que era un buen augurio confié,
pues estaba en mis visiones, como me percaté.

De lo que había hoy bello en el mundo quise aprender,
y por eso en Instagram entré.

Pues las RR.SS filtran la información
y, si se saben usar, evitan la sobre-estimulación.

Minutos más tarde me trasladé
a lo que estaba haciendo un año antes.

Y debido a ello este poema crece,
para expresar el pasado que vuelve.

Y qué hice después no recuerdo,
tal vez porque es algo que en verdad no siento.

Simplemente vivo la vida,
intentando que la sensibilidad no me defina.

Lo hace queramos o no,
y eso lo entendí por lo peor.

Esta tarde las emociones revueltas, causadas por familiares disputas.

"Familiares" en ambas acepciones;
en ambas implica fuertes emociones.

Horas de lectura y otras actividades
Que ya no resultan singulares...

...

A las 18:30, buscando recuperar el pasado,
el tiempo de calma oficialmente fue finalizado.

Ese será otro poema...
... tratando un recurrente tema.

En dos versos lo resumo,
ahora que lo tengo fresco:
¿Por qué una mala salud de siempre
a veces complica hacer lo que mi alma siente?

La culpa me salió por los ojos,
y los mismos acabaron rojos.

Sé que es el otro plato de la balanza, pero han días en los que me quita la esperanza.

Sé que una sensibilidad artística
quizá va asociada a una enfermedad médica.

Además, la mía con esos versos rima,
Y eso es mucho de mí a gente desconocida.

Lo que quiero decir, PAS,
es que nuestro cuerpo no tiene por qué acompañar.

Si no le permitimos su estado expresar,
al final nos enfermará y nos hará llorar.

Podemos intentar nuestra sensibilidad superar,
pero siempre nuestro cuerpo debemos recordar.

SensibilidadWhere stories live. Discover now