(50) ╋ Nachwirkungen ╋

Depuis le début
                                    

Di algo, Kaia, di algo.

—Hayden está muerta. —Su voz fue un susurró mortífero en la semi-oscuridad de mi habitación. Ella no dijo nada más, solo se quedó ahí, las lagrimas rodando por sus mejillas y yo solo la observé.

No, eso no es posible.

El pecho me ardió y esa sensación de cuando vi la cabeza de tía Jazmine volvió a mí, con mucha más fuerza. Mi hermana mayor no podía estar muerta, Hayden no. Me puse de pie y tuve que sostenerme de la pared porque me mareé de nuevo.

—Y mamá... no está.

—¿Qué?

Por un momento, creí que seguía drogado, durmiendo, teniendo pesadillas.

—Se la llevaron.

—¿Quién? ¿De qué estás hablando? —Sostuve mi cabeza con ambas manos porque palpitaba con dolor.

—Los Fleming atacaron la casa, con hombres armados y gas y... asesinaron a Hayden y se llevaron a mamá.

Los Fleming...

Leigh... Fleming.

Apreté mi mandíbula, Leigh me había usado para sus planes, para... ¿atacarnos? Mayne tenía razón, yo era un jodido idiota. Maldecí varias veces, sin saber como procesar toda esta información, no estaba seguro de que mi cerebro estuviera cien por cierto alerta.

—Sé que esto es demasiado, sé que... aún ni lo has procesado, pero ya no tengo fuerzas, tienes que ser fuerte por nosotros, Heist. Tienes... que calmar a nuestros padres, yo no puedo bajar, no puedo verla, ve al sótano, yo me encargo de Frey. —Fue todo lo que Kaia me dijo antes de acercarse a Frey y arrodillarse frente a él.

Asentí y salí de la habitación, aún mareado, cuando llegué a las escaleras, me detuve en seco: vidrios por todos lados, sangre, agujeros de balas en los sofás, restos metálicos de algo, ¿qué mierda pasó aquí? Bajé rápidamente, crucé lo que quedaba de nuestra sala y luego la cocina para comenzar a bajar las escaleras a nuestro sótano. Las luces estaban encendidas pero el silencio que reinaba era inquietante. Cada escalón que pisaba me preparaba para lo que vería.

—Siempre te meto en problemas, —Hayden me había dicho cuando cumplió 13 años, —deberías odiarme.

—Es divertido meterse en problemas además soy popular en mi colegio gracias a ti: soy el hermanito de la conocida chica de secundaria de ojos diferentes.

—Secundaria... creo que no dudaré mucho en ese lugar.

—Deja de herir personas y te podrás quedar.

Ella me sonrió, sus ojos en la distancia.

—Ojalá pudiera, tonto hermanito.

Hayden...

Me detuve en el último escalón y me senté ahí mismo, mi pecho apretado ante la vista frente a mí. Mayne estaba sentado en la colchoneta, con su espalda contra la pared y entre sus piernas estiradas y abiertas tenía el cuerpo de Hayden. El pálido rostro de mi hermana descansaba sobre el pecho de mi padre mientras él le acariciaba el cabello.

Recordé la primera borrachera que tuve con Hayden, siempre terminábamos discutiendo sobre quien era mejor y por supuesto, ella tenía los mejores argumentos la mayoría del tiempo, era como si el alcohol la volviera sabia.

—¡De acuerdo! Tú ganas, eres la favorita de Mayne, ¿feliz?

Ella se echó a reír mientras me pasaba la botella.

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