Parte sin título 25

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hoy es mi cumpleaños y por eso les traje esto para que esten felices como !yo!

(sin importar si sobrevives o no un semestre más en tu cumpleaños no se hacen trabajos)

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No terminaba de entender a ciencia cierta cómo es que habían llegado a la posada en la que ahora se encontraban, estaban los tres sentados en una mesa algo oculta a la vista con comida frente a ellos, ambos hombres estaban sorprendidos de cómo Mikasa estaba comiendo tan tranquila con las manos y chupándose los dedos de la mano derecha y con una hermosa mujer rubia que no la dejaba de manosear ni un momento sentada en una de sus piernas, como si la cosa fuera lo más común del mundo.

- Mikasa dinos, ¿qué paso con el Prin...hag...? – la voz de Erwin quedo cortada por el dolor de recibir una patada bajo la mesa.

- Haber linda dame chance ya te busco – dijo despidiendo a la mujer en sus piernas dándole un sonoro beso en la mejilla– que estas demente o el sol te fundió el cerebro, no puedes ir preguntando así acerca de alguien tan importante.

- Lo entiendo, pero donde esta él, ¿está aquí?

- No, nos separamos en tortuga – dijo al fin – sigue con el capitán Levi, pero te advierto que el niño que conociste ya no existe, ya no hay príncipe al cual rescatar.

- Eso no es verdad – dijo Erwin enojado – ellos los secuestraron a todos y las rescatáramos para llevarlos a casa.

- Yo no necesito ser rescatada – contesto encogiéndose de hombros – solo mírame con atención, estoy bien y muy feliz de la vida.

- Puedes ir a la orca si no vuelves.

- Igual Eren – comento tranquila – lo llevaras a la orca también con un vestido de novia – pregunto con burla – como lo hiciste con su matrimonia reglado con ese cerdo que es el Rey de Sina.

- Eso fue...

- El punto fue que te faltaron huevos para ser hombre – le regaño con toda la ira que llevaba contenida desde hacía mucho – dejando a Eren a su suerte a un hombre que lo convertiría en un cascaron vacio de sentimientos, ni vida dentro de él – se levanto de la silla acercándose a ellos sobre la mesa – si alguna vez lo quisiste, lo amaste, lo dejaras en paz, porque aunque me joda la existencia el estirado de Levi a demostrado tener más huevos que tú en muchos sentidos, así que olvídalo...

- Mikasa... – intento interrumpir

- No, escúchame por una vez en tu puta vida, si sacas a Eren del mar no serán más que un par de miserables, podrías querer a alguien que ya no siente nada por ti o cuidar al hijo de un pirata, un niño que no se parecerá a ti en nada y que te odiara por mandar a la orca a alguien que aprecian, lo perdiste... vuele a casa y si te preguntan que paso con el príncipe diles que murió.

Se alejo de la mesa y fue a buscar a la mujer que hacia un momento estaba sentada en sus piernas, quien la recibió con los brazos abiertos, dejando pasmados a los dos hombres y con la palabra en la boca sin poder dar a entender sus puntos, en sus mentes no cavia la posibilidad de que el príncipe no quisiera volver a casa o que estuviera.

- Hay que volver al barco – dijo Erwin en un tono deprimido – y mantener los ojos abiertos

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Marco estaba acalorado, el abanico le batía aire en a cara lo más rápido que el brazo le daba, miraba desde la ventana como cargaban comida, ropa y otra mercancías en el hipocampo, a su lado damas de compañía cotilleando la forma en la que usaba el abanico no era la debida porque era levantar semejante "ventisca" era una falta de respeto, él se defendía diciendo que el calor en ese país era mucho comparado al lugar donde vivía y que le era insoportable.

En el marWhere stories live. Discover now