-- Sanem. Enhorabuena. De lo que te has librado. Misifuf, lo ha estado comentando en la puerta de la tienda.
-- No me he librado. Se va ha casar conmigo.
-- Anda ya! Hablas en serio? --dijo Ayham.
-- Muy en serio. Mí familia está de acuerdo con qué me case con él. Te lo puedes creer? Es humillante. Tengo que encontrar trabajo.
-- Vamos ha tener que buscarte, un empleo. Podemos preguntar al carnicero, y también, al frutero.
-- Es qué no lo entiendes. Quieren casarme, porque trabajo en una tienda. Necesito un trabajo serio, y qué esté bien visto.
-- Mmm, te facultastes en esa universidad tan rara? Te podemos encontrar trabajo. Espera. Espera. No dijo tu hermana, que necesitaban a alguien para hacer algunos recados en su empresa? Pues vamos a hablar con ella.
-- Mí hermana, no me va a ayudar.
-- Puede, que sí.
-- No lo hará.
-- Por qué, no? Puede que sí.
-- Es verdad. Tal vez, lo haga. Hasta luego.
-- Adónde, vas?
-- No sé.
-- Pero, adónde vas?

-- Qué tal, Halil? -- saludó Sanem.
-- Sanem, está tú padre?
-- Por qué, lo preguntas?
-- Tengo que hablar con él. Aún me debe dinero y ahora me quiere pagar ha plazos y eso es inaceptable. Voy a llevarle a juicio.
-- Pero, qué deuda es esa? No entiendo, nada.
-- Puedo hablar, con él?
-- No puedes. Claro, que no. Podía darle un infarto. Tiene diabetes, y la tensión alta.
-- Tiene una deuda pendiente. Déjame pasar. Tengo que hablar, con él.
-- Escuchame Halil, por favor. Me pondré ha trabajar. Pediré un préstamo y te pagaré. Pero no entres, a hablar con él. Yo resolvere el problema. Te lo prometo.
-- Está bien. Te doy, una semana. Sino me pagas, os denunciare. No puedo hacer más.
-- De acuerdo. Será posible? Con la sándwiches que se ha comido gratis. Será, malnacido?

-- Qué manos tienes, cariño.
-- Gracias. Qué aproveche.
-- Papá?
-- Por qué vienes cada cinco minutos, en vez de estar en la tienda?--preguntó Nihad.
-- No. Sino he cerrado. He dejado a Misifuz. Quiero deciros, una cosa. Queridos padres, y gruñona hermana. No tengo que casarme con Midifuz, si encuentro un trabajo bien avenido, verdad?
-- Humhu. Efectivamente.
-- Tiene razón.
-- Muy bien. Pués mirad, esto. En la oficina de mí hermana, buscan a alguien para hacer recados.
-- No digas bobadas. Eso, no es para ti.-- dijo Leyla.
-- Por qué, no es para ella?
-- Por qué no? Papá tiene razón. Es un buen trabajo adecuado y respetable.
-- Qué mosca, te ha picado? No estabas en contra, de lo establecido? Ibas a ser escritora. Lo demás estábamos atrapados en edificios.
-- Basta ya, con esa idea.
-- Yaaa.
--Ahora mismo necesito un trabajo serio. Venga. Llevame, anda.
-- Sanem, déjate de locuras. Es una conocida agencia de publicidad. Tú no sabes, de eso.
-- Leyla?
-- Mamá!? En la oficina, tengo una reputación, y temo perderla. Tengo un puesto importante, en la empresa.
-- Vamos. No exajeres. Eres secretaria, no directora.--dijo Sanem.
-- Basta ya.
-- Leyla, tú hermana quiere trabajar, así que tienes que ayudarla. La familia es para apoyarse. La familia, es lo primero. Acaso, no eres su hermana?
-- Yaaa, papá. Pero, es qué...
-- Sin pero, ni pera. Si tienes buena reputación, será mejor, que mejor. Verdad, querida? Tú misma lo has dicho, que tú puesto es importante. Pués lleva a tú hermana, y presentala. Es lo más lógico, y llevala de tu mano y no se hable más.
-- Aahh. Vale. Está bien-- dijo Leyla--resignada--puede venir, pero que dirá tonterías.
--Pues así.--respondió Shanem, poniendo una cara sonriente.
--Ja jaja--rió,el Nihad, al tiempo que carraspraba Mezquive.
--Vamos a ver. Qué le piensas decir. Piensa que te van a hacer una entrevista.
--No lo sé. Impreviosare.
--No tendrás, ni que ponerte.
--En eso, tiene razón. Pero tu sí-- dijo echando ha correr.
--Ah, que bonito. Así, ya se puede--gruño Leyla.
-- No seas mala.--Jajaja.
--A veces, me das miedo de verdad-- dijo el, dándole un beso.
--Estoy muy orgullosa de ti.
--Por Dios, que eres su hermana. A ver si se lo demuestras.
--Jajaja.

--Tira anda. Voy a acabar llegando tarde, por tu culpa-- se quejó Leyla.--y comportar, por favor. No me pongas en evidencia. De acuerdo?
--Fijate. Es aquí--preguntó Shanem, al ver el edificio.
--Sii.
--Hoy!! Si que es deprimente. Ahora entiendo porqué eres tan aburrida, hermanita. Aquí te roban el alma, al entrar.
--Que sabrás tú, de trabajar en serio. No ves más allá, más que la tienda, y tú casa. Venga, vamos. Y procura, no hablar demasiado. De acuerdo?
--Bueno, no es que esté deseado hablar.
---Y para que has venido? Tu tienes que hablar, con propiedad. Fuiste tú, quien pidió éste trabajo. Así que no me hagas pasar vergüenza. Así que vamos.
--Bueno. Vale.-- Buenos días--saludo Sanem, al entrar.
Sanem que aburrido.
--Y qué? Es el mundillo, de las oficinas.
Sanem, y su hermana, esperaban que le atendieran para la entrevista.
--Estate pendiente, de la entrevista. Vamos--le dijo Leyla, despacio.
--Tu contrato más largo, es de tan solo de tres semanas--le dijo la directiva.
--Es que verá...ahora estoy trabajando, en una tienda de ultramarinos y paso mucho tiempo allí. La gente suele exagerar la duración de los contratos y sinceramente, yo prefiero no mentir. Es usted su madre?-- preguntó de pronto, al ver una foto.
--Uuhum.
--Qué Dios, le guarde. Es guapísimo. No lo traiga aquí, porque volverá a todas loquitas. Hasta seguro que se pegan por él.
Leyla la miró con cara de "que has dicho"
--Es mí hija.
Sanem, se quedó pálida.
--Ah...es muy guapa-- dijo Leyla, con la voz entrecortada.
---Como iba ha saberlo, con esa pelusilla, por encima del labio? Debe ser, hereditario.
Leyla la miró, al tiempo que carraspraba.
---Cállate, anda.--Buenos días, señor Embre.-- dijo al contestar al móvil.
--Buenos días, Leyla. Ha llegado, mi hermano?
--No lo sé, séñor. Estoy en recursos humanos. Ha venido mí hermana, ha traer un currículum.
--Has dicho, hermana?
--Sí. Ha venido, por la vacante.
--Sí es como tú, no hará falta ni entrevista. Dígale a Seman, que prepare los trámites. Dile a tu hermana, que está contratada. Estoy, de camino.
--Aa. Muchas gracias. De verdad, muchas gracias. No sabe, cuanto se lo agradezco, y también de parte de Sanem. Que es mi hermana.
--Voy hacia la oficina, Leyla. Prepara los documentos, que teníamos pendientes.
--Pues claro! --dijo colgando el móvil, y con coraje.
Mientras, en el río, Can disfruta con su deporte favorito y no puede escuchar el móvil.

 Soñando Contigo Where stories live. Discover now