「✦」Después del No-Fin de los tiempos.

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El demonio asintió en respuesta, deacuerdo con sus palabras y torció su labio en una sonrisa algo más cálida y ladeada. Se mantuvo en silencio antes de rodear gentilmente la espalda del ángel con sus largos brazos, en un sincero abrazo que le calmó por completo, haciendo que sus pulmones liberasen el aire retenido en un suspiro por la nariz, tranquilizador. 

Se sintió más seguro de aquella manera, teniendo por seguro que Aziraphale estaba realmente junto a él; apoyó su barbilla en el hombro del ángel. 

—Me asusté. — Un hilo de voz teñido de tristeza escapó de la garganta de la serpiente, mientras deslizaba su mirada hacia alguna estantería, sin separarse de aquel abrazo. —Aquí, me refiero. Cuando te discorporizaste... pensé... Bueno, ya me entiendes. 
—Crowley... —el rubio susurró su nombre mientras le miraba con sorpresa, con sus brazos rodeandole. Una de sus manos subió hasta su cabeza, acariciándole para reconfortarlo.— Al menos todo está bien, ¿no? Estoy de nuevo aquí, Crowley y contigo.

Aziraphale se le cortó un momento la respiración al analizar aquellas palabras en su mente. Podría sonar como una confesión aunque no lo fuese. Aunque le gustaría. No quería oirle con aquel tono en su voz, quería que fuese el mismo de siempre. Aquel demonio que con solo sonreír le reconfortaba en lo más profundo.
—Sí, tienes razón. —Divagó Crowley, dejándose acariciar y cerrando los ojos para oír mejor su voz. 

El pelirrojo se separó un poco, encarando al ángel sin desenredar sus brazos de su alrededor y sonrió algo avergonzado. Normalmente no solía ser partidario de tanto sentimentalismo; de hecho, era algo sobre lo que prefería hacer comedia para molestar a Aziraphale. Se rascó la nuca y subió su mirada a la del rubio, bastante cercana, tanto que su semblante se pintó de seriedad y Crowley tragó saliva. 

—Te quiero, ángel. Más de lo que nunca podrías imaginar. — Soltó todo aquello con una expresión hipnotizado, inmerso en su rostro y con un tono casi inaudible. El pelirrojo abrió los ojos con fuerza ¿Sus pensamientos habían escapado en voz alta? 

—¿Qué..? —la voz de Aziraphale salió en hilo de voz y sus manos bajaron, aferrandose a su chaqueta mientras buscaba su mirada.— Crowley, repítelo.... Por favor, repítelo.

El cerebro del rubio por segundos se había desconectado al oirle, intentando creer que aquello era real. ¿Era cierto que le quería? ¿Tanto como lo que sentía el mismo por él? ¿Simplemente le querría como amigo? Muchas preguntas se estaban formando en la cabeza del rubio y solo Crowley podría tranquilizarlo en aquel momento.

   La serpiente se convirtió en un caos de palabras imposibles de comprender y de nervios, con las mejillas del color de su propia cabello. Pensó en negarlo todo, pero la mirada de Aziraphale tenía algo de súplica en ella, realmente no parecía haber connotación negativa en su esperanza ¿o sí? 

Crowley se mordió el labio, temiéndose la regañina del ángel: que si aquello no estaba bien, que qué diría Gabriel, que eran enemigos desde la antigüedad... 

—Que te quiero... más de... — El pelirrojo cortó la frase con un suspiro nervioso, hablando con un volumen bajo, pareciendo casi deprimido consigo mismo. —... más de lo que crees, Aziraphale. 

Aziraphale llevó su pulgar hasta el labio de Crowley al ver que lo mordía y volvió a subir su mirada hasta sus ojos, notando como el nerviosismo aumentaba al oirle.

—Te quiero. —Aziraphale dijo casi sin dejar terminar de hablar a Crowley.— Yo tambien te quiero... Pensaba que... Pensaba que tu jamás podrías sentir algo asi por mi. Ni siquiera sé cómo sucedió, tal vez al principio, hace tanto... Pero te quiero...—se pasó la lengua por los labios al notarlos secos antes de proseguir.— Por... ¿Por eso llorabas? Cuando me descorporicé... Llorabas por mi, Crowley. 

ღ Ineffable husbands - ONESHOTS ღWhere stories live. Discover now