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Crowley x Aziraphale y
otras parejas paralelas del multiverso Michael Sheen-David Tennant.
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1. Relatos independientes >> podéis leer en el orden que queráis o sólo las partes que más os interesen y no...
「París, 1793. Momentos después de que Crowley salvase a Aziraphale de la guillotina, deciden ir a tomar algo a Café Le Procope. Después, decidiendo continuar con su conversación, van a tomar una copa a la casa de Aziraphale; donde el ángel decide al fin sincerarse, al ver lo cerca que había estado su descorporización」
Contenidos: smut/+18 , fluff, bottom Aziraphale, top Crowley
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Café Le Procope. Llevaba abierto desde hace unos largos cien años y todavía, se podía considerar como el sitio de moda en París para ir a tomar algo. Y sobretodo, no cualquier cosa. Crepes.
Si algo le gustaba a Aziraphale de los placeres humanos, era disfrutar la comida. Y como todos saben, Francia, es el mejor sitio para comerlas.
Después de que Crowley lo ayudase con aquel leve problema que tenía entre sus manos —y su cuello—, Aziraphale había decidido invitarle a tomar algo como agradecimiento a aquella diabólica amabilidad que solía tener con él.
Aziraphale parecía disfrutar de su dulce comida, pero no podía evitar, seguir pasándose la mano sobre el cuello de su camisa. Casi parecía que quería aflojar el nudo, pero simplemente, intentaba asimilar que estuvo a minutos de ser descorporizado.El ángel miraba por encima de sus pestañas a Crowley, quien disfrutaba de su café mientras miraba el establecimiento. No quería que se percatase de que lo miraba, después de todo, la bondad y el agradecimiento que sus ojos expresaban, podría volver a arrancar la leve furia del ángel caído en aquel momento. Como bien decía Crowley, él no era bueno y aunque Aziraphale creyese en la bondad en su interior, eso solo complicaría las cosas.
—¿Tienes problemas con esa camisa o algo, ángel?- resonó la voz del pelirrojo con suavidad, que le observaba con una curiosa mueca. Alzó las cejas tras aquellas gafas oscuras y reposó la taza sobre el blanco mantel de la mesa. Crowley no cambió ni un ápice su postura cómoda y desganada, aunque sí que ladeó el rostro, esperando una respuesta. Algo llevaba incomodando a Aziraphale desde que habían llegado a aquel lugar; podía sentir su mirada celeste sobre él, y oler su nerviosismo.
— Si algo te nubla, escúpelo.- con calma, el demonio acercó su cuerpo a la mesa y se recostó con cuidado sobre la misma, pretendiendo prestar algo más de atención. De manera más íntima.
—Ah, no... No, absolutamente nada. Estoy... Estoy radiante, claro.- dijo el ángel entonces con una sonrisa nerviosa, como otras tantas veces había puesto al sentir la mirada del pelirrojo en él.
Aziraphale, que en su vida había jugado con la comida, se encontraba en aquel momento tocando aquella masa cocinada con el tenedor, dándole vueltas a la situación en su cabeza. Y que Crowley se hubiera acercado tanto a él, no le ayudaba en lo más mínimo. El ángel terminó por suspirar antes de alzar la vista hacia él.
