Ni siquiera el alcohol calienta lo suficiente mi cuerpo como para disminuir esta sensación helada. Tuve que haberme abrigado mejor, la camisa es muy fina. Tal vez si bebo más consiga algo de calidez, necesito abrir esta botella ahora. Suelto un gruñido molesto mientras entierro mis dedos en la tapa, sin éxito alguno. Miro a la maldita con fastidio, sintiéndome desafiado.

Una estúpida botella no va a ganarme. 

Me tambaleo un poco, levantando la mano para acercar a esa perra a mi boca. Siento el frío metal chocar contra mi lengua, enseguida clavo los dientes en él. Giro y giro la botella entre ambas manos, intentando abrirla de una puta vez. Milagrosamente lo consigo, pero antes de que pudiese probar aquel dulce sabor, la jodida botella cae al suelo generando un fuerte estruendo. 

—¡N-Ni que estuvieras t-tan buena! —le grito a los vidrios rotos, frustrado. Comienzo a patearlos con fuerza, manchándome los zapatos del líquido ámbar—. ¡P-Puedo conseguir m-mejores que tú! —La miro por última vez antes de alejarme confiado, manteniendo mi dignidad en alto. 

Ella se pierde ser bebida por mí. 

Noto, con extrema molestia, que el suelo se puso de su lado. Él también actúa extraño, moviéndose constantemente y haciéndome tropezar. Lo ignoro siguiendo las baldosas danzarinas, riendo al saltar de una en una. 

—Q-Que hermosa v-vista —susurro observando el agua a varios metros de mí, recién noto que acabo de subirme a un puente. Un aterrador escalofría atraviesa mi espalda, agarro el barandal aferrándome con miedo—. E-Es peligroso. 

Una caída desde aquí podría matarme, y creo que no sería una muerte indolora... ¿O sí? Quizás apenas sienta algo al impactar contra esa superficie helada. He leído que, cuando alguien decide suicidarse de esta manera, la fuerza que genera al caer permite que la persona quede inconsciente. Sería tan sencillo lanzarme, caer en aquel vacío abrumador podría ser castigo suficiente para mí.

 Los actos que cometí son graves, merecen represalias. 

No quiero morir, pero tampoco puedo continuar así. 

La mente me da vueltas y en lo único que puedo pensar es en Aaron: sus ojos mirándome con repudio, sedientos de venganza. La mirada de un niño herido, quebrantado por acciones nefastas de otro niño. Injustificables, abominables. Destruí su infancia, maté sus sueños, y ese es el tipo de daño que no tiene reparación. Quizás si hago esto logre hacerlo sentir mejor, él me quiere muerto después de todo. 

Cumpliré su deseo, y a la vez obtendré el mío: ver a mamá otra vez. 

Cierro los ojos sintiendo lágrimas derramarse por mis mejillas, hundiéndome en oleadas de tristeza mezcladas con felicidad. Duele acabar así, pero a veces debemos tomar decisiones difíciles. Todos estarían mejor si desaparezco, yo lo estaría. 

Me apoyo en el barandal, inclinándome hacia el vacío. Escucho cómo fluye la corriente de agua, invitándome a seguirla. Estoy temblando de ansiedad, ya ni siquiera siento frío. 

—P-Perdóname, Aaron Miller —le digo a la nada, deseando que mis palabras pudiesen llegarle—. E-Espero que consigas s-ser feliz. —Muerdo mi labio bruscamente, sollozando.

Sus hermosos ojos no llorarán más por mi culpa, él será libre.

Y eso me hace feliz. 

 

اوووه! هذه الصورة لا تتبع إرشادات المحتوى الخاصة بنا. لمتابعة النشر، يرجى إزالتها أو تحميل صورة أخرى.
Odio Profundo |BL| ©حيث تعيش القصص. اكتشف الآن