★Capítulo Dos

7.5K 658 256
                                    

Ya iban seis semanas.

Kakyoin se veía preocupado, absolutamente nada le quitaba su rostro de angustia, ni las tartas de cereza de Holly, ni los cariños de Jotaro, simplemente nada lo calmaba.

Era la madrugada y el pelirrojo no dejaba de dar vueltas en la cocina, el de cabello azabache se había despertado al notar la ausencia del cuerpo de su novio al lado suyo, a paso adormilado se dirigió a la habitación donde Kakyoin comía con estrés unos postres que Holly preparó la mañana anterior. Jotaro se sentó en una de las sillas y observó los movimientos de su pareja. Noriaki notó al azabache y se sintió avergonzado de haberlo despertado, el pelirrojo se sentó en frente del más alto mirándolo con pena, sabía a lo que venía y en verdad no se sentía listo para decirle la razón de sus nervios.

— Solo que... —susurró después de varios minutos de silencio por parte del pelirrojo, el de cabello negro lo miraba un tanto impaciente, hace rato que intentaba hablar con su futuro esposo pero él se negaba a hablar, hasta ahora—, soy un hombre y no sé cómo eso pueda afectar al bebé, si nacerá bien o... —se quedó callado un segundo, tocando su vientre, se notaba en sus ojos las pequeñas lágrimas que amenazaban con salir— que ni siquiera lo haga —apenas pudo salir su voz en un fino susurro entrecortado, intentaba controlar su llanto pero no pudo ante el pensamiento de ver a su bebé morir, sin siquiera poder haber vivido, se largó a llorar, en un llanto silencioso y doloroso.

Jotaro no podía mentir, lo había pensado, pero por miedo que la reacción que tuviera su pareja, aunque ahora la sabía, y sin duda le partía el alma. Se alarmó, sin duda algo que Jotaro no podía hacer era consolar a alguien, pero debía hacerlo, rodeó el cuerpo de Kakyoin, el cual se aferro totalmente a su espalda cubriendo su rostro en el hombro del moreno, dejando caer todas sus penas— Mañana podrás hacerte el ultrasonido y verás que todo está bien —besó su mejilla intentando secar sus lágrimas con ayuda de su pulgar—, vamos a dormir ¿sí? —le dedicó una pequeña sonrisa para reconfontarlo un poco, el pelirrojo asintió aún sollozando tomando la mano de su pareja para ir a la habitación que ambos compartían.

Aunque Kakyoin apenas pudo dormir, tocaba su vientre con preocupación en todo momento y abrazaba firmemente el cuerpo de su pareja. Jotaro sabía que no se calmaría en ningún momento, lo mejor que podían hacer era cuidar a Kakyoin en todo momento.

— ¡Oh my god! —gritó Joseph con emoción al ver la imágen de su futuro bisnieto—, en realidad, no le veo la forma —rascó su nuca girando la ecografía buscando la forma del bebé que tanto presumían que había en esas fotos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¡Oh my god! —gritó Joseph con emoción al ver la imágen de su futuro bisnieto—, en realidad, no le veo la forma —rascó su nuca girando la ecografía buscando la forma del bebé que tanto presumían que había en esas fotos. Holly y Kakyoin rieron por su comentario.

— Tiene seis semanas, papá, apenas se está formando —agregó Holly con una sonrisa, tomando entre sus manos las ecografías y mirándolas con orgullo, no pudo evitar que se le escaparan las lágrimas por la emoción, al igual que a Joseph que lloriqueando abrazando a Kakyoin.

— Yare yare —Jotaro lo miró con molestia a su abuelo y rodeó a su pareja con su brazo abrazándolo y separandolo de su molesto abuelo—, no es para que llores, viejo —lo miró con su común enojo abrazando el vientre de su pareja bajo la atenta y sorprendida mirada de sus familiares.

— Tú también lloraste, JoJo —agregó con algo de burla el embarazado mirando a su pareja, Joseph y Holly no pudieron evitar reír y de paso Kakyoin aprovechó para burlarse un poco de su novio—, de hecho me abrazaste llorando cuando el doctor se fue, mientras mirabas al bebé —señaló con un poco de acusación mientras su malvada sonrisa se ensanchaba, Jotaro se sintió derrotado.

— Cállate —bajó su gorra, ocultando su rostro de derrota. Sí, había soltado lágrimas de emoción al ver a su bebé sano y salvo dentro del vientre de su amado Kakyoin. Sí, abrazó al pelirrojo mientras chillaba viendo la pantalla donde se mostraba aquel ser que se estaba formando con total naturalidad. Sí, todo eso pasó, pero lo que Kakyoin no mencionó es el dulce beso que ambos se dieron para luego susurrarse un cariñoso "Te amo", su pareja sabía lo vergonzoso que era para él admitir que tenía un lado tan meloso.

Al diablo con eso.

Kakyoin seguía riéndose de él y sin dudas no iba a permitirlo.

— Ven aquí —tomó con firmeza, sin ser rudo, el mentón del pelirrojo que estaba distraído para besar sus labios de forma lenta y corta—, te amo —susurró contra sus labios con una sonrisa, de esas de galán que solo Kakyoin tuvo el honor de ver. Se levantó con las manos en los bolsillos para retirarse del lugar.

Kakyoin quedó estático, con su rostro totalmente sorprendido, que luego pasó a tener la cara totalmente roja y sus dedos se dirigieron a tocar sus labios.

Ahí se dio cuenta que, en realidad, Jotaro ganó.

— Eh, Kakyoin... —Joseph habló, estaba sorprendido al igual que su hija por las muestras de cariño que acaba de presentarles el de gorra. Ambos veían con algo de preocupación al pelirrojo por lo quieto que estaba— ¿estás...? —el pelirrojo se giró, mostrando una radiante sonrisa aún con las mejillas coloradas.

— Estoy bien, señor Joestar —sonrió ampliamente, sacándole una sonrisa a los mayores también.

Kakyoin solía ser muy vergonzoso a la hora de hacer ese tipo de cosas con Jotaro, por más de llevar meses juntos, pero no podía negar que amaba el hecho de que su novio se soltara de esa manera.

Sin duda podía acostumbrarse a las muestras de cariño en público.

— Y por cierto —comentó el mayor de nuevo— ¿dónde se supone que está la cabeza? —miró a Kakyoin con una sonrisa apenada por aún no entender aquello, había visto la ecografía de su hija y nieto, ahora de su bisnieto y seguía sin entenderlo. El estudiante estaba por responder, pero agachó la cabeza apenado porque él tampoco lo sabía.

Fue media hora más larga para Holly en intentar explicar cómo era aquello, pero de todos modos se sintió a gusto pasando ese tiempo en familia, sabiendo que su hijo aún estaba ahí escuchando.

Pero por mas de todo, Joseph seguía sin entenderlo.

˗ˏˋPadres Jovenesˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora