9. Destino

809 80 39
                                    


Aunque parezca raro y muy fuera de él, Black Hat se había puesto a pensar toda esa semana. Y no solo en Demencia o Flug, sino, en la sinfonía y en el porqué el amor se parece a ésta, y eso le había doler la cabeza. Varias horas del día pensaba y pensaba sobre su nuevo escritorio, bueno, toda la oficina era nueva. Flug los había reparado en solo 5 horas; incluso, en ese mismo lapso de tiempo, solucionó la baja de las acciones.
—Listo, señorón Black Hat. Su oficina está como nueva. —Flug le había dicho hace una semana— Las acciones también se han recuperado, incluso se han ido a la alza. Subieron 20 puntos.
—Puedes retirarte. —Le respondió en ese entonces.
—Jefecito ¿No me va a decir nada?
—¿Quieres que te felicite? —Dijo con algo de molestia— No te voy a felicitar por hacer tu trabajo. Tú deberías de agradecerme a mí por no castigarte.
—Lo siento. ¿Pero, por qué me va a castigar?
—¡Por ser un idiota que casi nos manda a la quiebra! ¡Y ahora largo, que sí me vuelves hablar se me va a olvidar lo generoso que soy! —y así Flug, hace una semana, salió corriendo. —¡Patético!
Black Hat evitaba a Flug y a Demencia por igual ya que el solo verlos hacia que los dolores de cabeza volvieran. Las órdenes las daba una vez al día y luego se encerraba en su oficina sin nada más que agregar. Y así toda esa semana, sin mayor novedad.
—Sinfonía, sinfonía. — Pensaba, tal vez algún día lo comprenda si lo repite con insistencia.
Y mientras su mente trataba de pensar ciertas respuestas, que en un futuro solas se van a dar, salió de la oficina, aprovechando que el dolor de cabeza se había ido, y recorrió la mansión. Todo estaba igual. Pareciese que no importara que Black Hat no estaba, la verdad sea dicha. Los cuadros en su lugar, Flug en su laboratorio, 5.0.5 limpiando todo y Demencia, bueno, Demencia no estaba por ningún lado; Y siendo honestos, de todos los habitantes de la mansión a ella sería la última que quisiera ver. Las últimas cosas con ella no salieron bien.
Y ya que salió y por cuenta propia pudo ver que todo estaba como debería de estar, con él o sin él, se dispuso a ir a su oficina; pero algo lo detuvo. Cierta interrogante jugaba en su cerebro, iba y venía pero que se le escapaba al entendimiento y cierta solución se comprendía.
—Tengo que volver con Flug. —Se dijo, y caminó sin darse cuenta de que algo entraba a su oficina.
Y ahora siendo sinceros tenemos que aceptar que es totalmente improbable que estos dos se amen ¡Acéptenlo! ¡Son disparejos! ¡Ni personalidad, ni gustó físico! ¡Lo único que los ata es el maldito destino!
—¡Estoy obligado a amarlo! —Pensó y eso lo enfureció —¡A un patético ser que le tiene miedo a un sándwich!
—Estadísticamente siete de cada…  —Pareció escuchar pero eso solo era su imaginación, y al percatarse de eso se dio cuenta de algo.
Black Hat no tenía que estar siendo obligado por nada ni nadie, aunque fue su capricho el culpable de esta situación; Ya qué, recordemos, él imploró entre maldiciones y muestras de ira saber a quién iba amar, y pues ahora sabe que Flug, un ser tan débil, miedoso y poco hombre que si no fuera por su inteligencia sería completamente inútil. Pero él no lo comprendía así, no era capaz de entender la ironía en todo esto.
—¡Maldito seas Flug! —Refunfuñaba, y parecía que todo se envenenaba a su alrededor ya que su mente le había dado una solución. —Sí Flug muere yo estaré libre de mi destino.
Irracional y molesto con todo se lanzó a buscar a ese científico al cual estaba atado, al cual tenía que amar al final. Recorrió de nuevo la mansión y todo parecía apuntar al laboratorio de Flug. Los cuadros, las decoraciones y los pasillos esperaban ver sangre. Solo pocas veces se le veía a Black Hat así, tan lleno de ira maldita.
Y ahí en su laboratorio lo encontró, tan débil que no podía sostener aparatos que iba a usar, tan torpe que tropezaba consigo mismo y tan  escuálido que su bata y su ropa se le holgaban demasiado y eso lo enfureció más.
Black Hay arremetió contra Flug —¡¿Dime por qué?! —Le preguntó cómo si fuera un desafío mientras sus ojos prendían furia— ¡¿Dime por qué?! —Preguntó de nuevo en tanto arrinconaba a Flug contra sus experimentos, algunos tubos de ensayo cayeron por el feroz impulso.
—¿Por qué, qué? —Respondió Flug con su voz patética y miedosa, temeroso de que su pregunta sonara a desafío.
Y mientras sus garras pareciesen querer terminar con la vida de Flug al escuchar esa repregunta, Black Hat  pensó y se preguntó—¿Por qué te tengo que amar?

Nota del autor: Muchas gracias a todos por su paciencia y de nuevo siento que este capítulo no le hace justicia a tanta espera. De todas maneras espero les agrade el capítulo.
Nota 2: Bueno tengo que informales que ya voy a volver a ser más frecuente con mis fanfics y voy a estar escribiendo una vez al mes, perdonen por no ser más frecuente pero así es la vida del adulto.
Hasta el próximo mes !!! Os quiero!!!

Sinfonía de Amor (Hiatus Indefinido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora